Por René Quenallata Paredes
LA PAZ, 6 ene (Xinhua) -- En un escenario donde la devoción católica y las prácticas ancestrales se entrelazan, Bolivia celebró este lunes la festividad de los Reyes Magos, con miles de devotos en las iglesias y las calles para rendir homenaje al Niño Jesús, con misas, bendiciones con agua bendita y rituales andinos de sahumerio.
La jornada, que marca el fin de la época navideña, reflejó la diversidad espiritual de un país rico en tradiciones.
Desde tempranas horas hasta las altas horas de esta noche, las principales iglesias bolivianas, como la basílica de San Francisco en La Paz, se convirtieron en epicentros de la festividad.
Familias enteras acudieron con imágenes del Niño Jesús, muchas de ellas protegidas con esmero en campanas de vidrio o cubiertas con tejidos de lana, para participar en las misas y recibir la bendición sacerdotal. En otros casos llevan, además del Niño Jesús, a María, a José y a los Reyes Magos.
La tradición boliviana establece que las imágenes que adornaron los hogares durante la Navidad deben ser llevadas a los templos el Día de Reyes para "escuchar misa" y ser bendecidas. Al término de la eucaristía, sacerdotes, diáconos y monaguillos salieron hasta las puertas de las iglesias con baldes llenos de agua bendita, mientras los devotos formaban filas para que sus estatuillas recibieran esta protección espiritual.
Pese a la incertidumbre económica y política que enfrenta el país, la fe se mantuvo firme. "Es un momento para reflexionar y compartir solidaridad con los necesitados. Yo le pido a mi Niño Jesús salud y trabajo, y tolerancia para los bolivianos, porque estamos viviendo momentos difíciles en el país", expresó Roberto Charquina, de 45 años, mientras sostenía las estatuillas en una canasta de mimbre.
Lo que distingue la celebración boliviana de los Reyes Magos es el sahumerio, un ritual ancestral que complementa la bendición católica. En varios lugares en el centro de la ciudad de La Paz, sabios aimaras o amautas instalaron pequeños altares improvisados, donde recibían a los fieles con campanillas, hojas de coca, vino dulce e incienso humeante.
Por unas monedas, estos ritualistas ofrecieron bendiciones en honor a la Pachamama, reforzando la conexión espiritual de las familias con la tierra.
Belinda Velásquez, de 55 años, recordó cómo hace 25 años recibió en la puerta de su casa una caja de cartón con un Niño Jesús en su interior. Desde entonces, esta figura ocupa un lugar central en sus celebraciones.
"Después de la misa y las bendiciones con agua bendita, le hacemos el sahumerio con incienso, copal y mirra para que reciba la bendición de la Madre Tierra. Es una tradición que honra nuestras raíces", afirmó.
La celebración no solo estuvo marcada por la espiritualidad. Comerciantes se apostaron en las inmediaciones de los templos, ofreciendo una variedad de productos que iban desde ropa para niños hasta sahumerios y alimentos. Este mercado improvisado fue un reflejo del ingenio popular que acompaña las grandes festividades en el país.
Niños vestidos de pastores, velas encendidas y las campanillas de los amautas acompañaron el ambiente festivo. Cada elemento, desde el incienso hasta las hojas de coca, resaltó el sincretismo cultural de Bolivia, donde lo católico y lo ancestral se funden en una sola expresión de fe.
La festividad de los Reyes Magos sirvió como un recordatorio de la fortaleza espiritual de Bolivia. En cada misa, en cada sahumerio y en cada oración, los bolivianos encontraron un espacio para reflexionar sobre el año que comienza, pidiendo salud, trabajo y unión para un futuro incierto.
Con la bendición del agua en las iglesias y el sahumerio con la Pachamama, la jornada cerró con un mensaje claro: la riqueza cultural de Bolivia reside en su capacidad de integrar tradiciones y espiritualidad en un solo abrazo de fe.
