RÍO DE JANEIRO, 30 oct (Xinhua) -- Brasil logró reducir en más de un 30 por ciento la deforestación este año en la Amazonía, tras haber conseguido rebajar en un 50 por ciento la destrucción de la mayor selva del mundo el año pasado, afirmó hoy la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva.
"Hemos reducido la deforestación en la Amazonia en un 50 por ciento en 2023 y este año ya hemos conseguido reducirla en más de un 30 por ciento", dijo Silva durante su participación en la COP 16, en Colombia, según un comunicado de la cartera.
Según la ministra, Brasil aprovechó su liderazgo en el G20 para demostrar la necesidad urgente de actuar en defensa de los bienes y equilibrios naturales del planeta. "Propusimos el mecanismo Bosques Tropicales para Siempre, cuyo objetivo es generar un flujo permanente de apoyo financiero para los países tropicales que conserven sus bosques en beneficio de toda la humanidad", dijo.
El fondo pretende remunerar a los países en desarrollo que conserven sus bosques tropicales, destinando el capital invertido a activos verdes y aplicando el rendimiento a mantener los bosques en pie. El pasado lunes, cinco países confirmaron su apoyo al Fondo Bosques Tropicales para Siempre, incluidos Alemania, Colombia, Emiratos Árabes Unidos, Malasia y Noruega.
"Para implementar nuestros objetivos, hemos desarrollado varias iniciativas, como el ambicioso Plan Nacional de Recuperación de la Vegetación Nativa, con 12 millones de hectáreas, y el Programa de Áreas Protegidas de la Amazonia, que ahora promoverá la inclusión socioeconómica de las comunidades locales. También finalizaremos nuestra Estrategia Nacional de Biodiversidad a finales de este año", declaró.
Durante su discurso, Marina Silva hizo hincapié en la necesidad de avanzar en las negociaciones internacionales sobre cómo aplicar el Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal y de replantear la arquitectura de la financiación mundial, incluido el Fondo para el Medio Ambiente Mundial.
También pidió una mayor participación de los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales, incluidos los afrodescendientes, en el convenio y especialmente en las decisiones sobre el reconocimiento y el reparto justo y equitativo de los beneficios derivados del uso del patrimonio genético.
"Tengo fe en que nuestros esfuerzos y compromisos, basados en la justicia, la equidad y la cooperación, serán capaces de generar una coacción ética sobre aquellos que, a pesar de todas las señales y advertencias de la naturaleza y de la ciencia, todavía no han sido capaces de moverse a la velocidad y con la urgencia requeridas", concluyó.