SANTIAGO, 24 ago (Xinhua) -- Expertos de la industria energética abordaron en un seminario las oportunidades y desafíos para el desarrollo de sistemas de almacenamiento y distribución de energías limpias en Latinoamérica, en medio de un viraje en la producción energética para reducir las emisiones de carbono en el marco de la crisis climática global.
Esto se realizó en un encuentro virtual organizado por la Global Energy Interconnection Development and Cooperation Organization (GEIDCO), junto a la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), la Comisión Nacional de Energía de Chile, el Coordinador Eléctrico Nacional, la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA) y la Compañía General de Electricidad (CGE) del país austral.
En su presentación, el secretario de Cooperación de GEIDCO, Cheng Zhiqiang, señaló que "América Latina posee ricos recursos naturales que proporcionan las condiciones ideales" para la generación de energías renovables no convencionales, con especial participación de países como Chile, "que se ha convertido en uno de los mayores mercados de energías renovables".
En esa línea, aseguró que "el almacenamiento (de estas energías) es un elemento clave" para la transición energética, por lo que urge "atraer más inversiones y cooperar para el desarrollo industrial del almacenamiento", por medio de la colaboración de los Gobiernos, empresas y organizaciones de diferentes países, dijo.
Por su parte, la consultora de OLADE, Daniela Macas, destacó que si bien la región latinoamericana posee un alto potencial para el desarrollo de energías limpias, esta producción "se encuentra en un estado incipiente".
"Salvo los casos de Chile y Uruguay, los porcentajes de energía renovable intermitente (solar y eólica) no superan el 15 por ciento de la energía producida en todos los países en el 2022", sostuvo.
Afirmó al respecto que, países como Bolivia, Perú y Argentina, cuentan con abundante gas natural para producir energía, lo que hace que los precios sean más competitivos, mientras que otras naciones como Brasil, Colombia, Costa Rica y Ecuador, poseen una alta capacidad de producción hidráulica.
No obstante, "la mayoría de los países de la región tienen marcos regulatorios incompletos, sin mercados vinculantes y co-optimización en la adquisición de energía y reservas, así como baja granularidad temporal, con lo cual no se promueven señales para el almacenamiento".
En tal contexto, declaró que los sistemas de almacenamiento energético, que incluyen baterías, sistemas térmicos o mecánicos, "son cada vez más necesarios y cruciales para estabilizar redes y se complementan con la generación de energías renovables no convencionales".
"Dichas tecnologías serán elementos fundamentales de los sistemas eléctricos del futuro, aportando valor a los eslabones de la cadena de suministro que otorga la electricidad", apuntó Macas.
En seguida, la directora ejecutiva de ACERA, Ana Lía Rojas, expuso sobre el panorama de la producción energética en Chile, en representación del gremio compuesto por más de cien empresas generadoras, transmisoras, proveedoras tecnológicas y otras relacionadas con la industria.
En Chile, explicó, "un 64 por ciento de la energía proviene de fuentes fósiles, con hidrocarburos como el diesel, gas y carbón, de la que un 98 por ciento es importada, lo que significa un costo importante para las cuentas nacionales y de los consumidores".
En el caso de la electricidad, continuó, su consumo representa un 22 por ciento de la matriz energética nacional. La descarbonización de las fuentes eléctricas en el país sudamericano está planificada para 2050, de acuerdo con la estrategia gubernamental, que conlleva el retiro de centrales a carbón y otras medidas relacionadas con reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
El objetivo es aprovechar el amplio potencial eólico y la radiación solar extrema del árido desierto de Atacama, en el norte chileno, entre otras fuentes naturales como el viento o la fuerza del mar.
De acuerdo con Rojas, uno de los puntos relevantes es aumentar la participación eléctrica en el país, impulsando la electromovilidad y el uso del transporte público eléctrico, que ya cuenta con una red de más de 2.000 buses a carga provenientes de China.
Los ponentes coincidieron en la necesidad de desarrollar un sistema de almacenamiento de energías en los países latinoamericanos que permita aprovechar la producción en ciernes para ser utilizada a conveniencia, y así poder abastecer la demanda interna y, a su vez, convertir a la región en una potencia exportadora.
Cifras de OLADE para América Latina y el Caribe indican que a 2050 la capacidad instalada en generación energética se triplicará y los requerimientos adicionales de producción renovable se duplicarán.
Respecto a las emisiones, las energías renovables permitirán reducir los gases de efecto invernadero en esta zona en un 32 por ciento, en comparación a 2021.
