BEIJING, 19 may (Xinhua) -- Mirando a través de la lente de los aranceles adicionales de Estados Unidos sobre los productos ecológicos de China, incluyendo vehículos eléctricos (NEV, siglas en inglés) y paneles solares, y los cargos de "exceso de capacidad" dentro de estos sectores, se observa la aparición del espectro de una mentalidad de "uvas agrias".
El llamado del lado estadounidense para que China ponga freno a sus prósperas industrias ha atraído la atención. Si el 12 por ciento de las exportaciones de NEV fabricados en China se marcan como exceso de capacidad, ¿qué pasa con Alemania, Japón y Estados Unidos, que exportan el 80, el 50 y el 25 por ciento de sus automóviles, respectivamente?
Contrariamente a las afirmaciones de exceso de capacidad, la realidad de la industria de vehículos de nueva energía revela en realidad una capacidad insuficiente. Las previsiones de la Agencia Internacional de Energía (AIE) sugieren que para el año 2030, la demanda mundial de vehículos de nueva energía superará tres veces las cifras del año pasado, alcanzando los 45 millones de vehículos, y la demanda de baterías de energía se disparará a 3.500 GWh.
La afirmación de "exceso de capacidad" parece cada vez más injustificada, tal vez sirviendo como un pretexto velado para ocultar las áreas donde Estados Unidos se queda atrás.
Las empresas de nueva energía chinas han perfeccionado su ventaja competitiva a través de años de innovación y competencia. Mientras tanto, Estados Unidos exporta anualmente cantidades sustanciales de jets de gran tamaño, productos agrícolas, bienes de alta tecnología y servicios financieros, superando la demanda interna. Sin embargo, no se ha etiquetado a sí mismo como "exceso de capacidad", reconociendo a estos sectores como áreas de ventaja competitiva cruciales para reforzar su balanza comercial.
Históricamente, Estados Unidos ha sido un importante exportador de bienes y servicios, con una participación considerable en las exportaciones globales.
Por lo tanto, el argumento de Estados Unidos sobre el "exceso de capacidad" merece ser rechazado. Encarna el interés propio y revela sentimientos de envidia, ansiedad y hegemonía, contradiciendo los principios económicos y los intereses globales.
Esta mentalidad de "uvas agrias" puede resultar perjudicial para Estados Unidos. Abrazar, en lugar de rechazar, las fortalezas industriales de China como un beneficio mutuo sería un enfoque más constructivo, que fomentaría la cooperación y la prosperidad a una escala más amplia.
El éxito de China en el sector de los productos ecológicos se debe a sus sólidas capacidades, caracterizadas por la fiabilidad, la asequibilidad, la innovación independiente, la competencia en el mercado y el rápido avance tecnológico dentro de un vasto mercado, en lugar de depender de las subvenciones.
Sin lugar a dudas, los consumidores y las empresas globales cosechan las recompensas de la destreza manufacturera de China en materia de tecnología. Las empresas chinas ofrecen productos confiables y rentables, enriqueciendo la cadena de suministro global e impulsando la inversión en varios países, estimulando así el crecimiento económico, mitigando la inflación y avanzando en los esfuerzos tecnológicos y de sostenibilidad.
Persistir en una mentalidad de "uvas agrias" puede tener repercusiones nefastas. En abril, un informe del Banco de la Reserva Federal de Nueva York destacó cómo los controles de exportación de Estados Unidos han llevado a un desacoplamiento generalizado entre los proveedores estadounidenses y sus homólogos chinos, lo que ha provocado pérdidas financieras sustanciales, una disminución de la rentabilidad y reducciones de la mano de obra de las entidades estadounidenses afectadas.
Es imperativo disipar la noción de un dominio inexpugnable en todos los sectores. Estados Unidos debe adoptar una perspectiva objetiva, racional y cooperativa hacia la destreza de China en ciertos dominios, reconociendo que un futuro compartido para la humanidad se basa en la innovación y la colaboración en lugar de las sanciones y la represión.
