Por Cristóbal Chávez Bravo
SANTIAGO, 12 mar (Xinhua) -- Arriba del tren más rápido de Sudamérica, que conecta la zona centro con el área centro-sur de Chile, el presidente Gabriel Boric metaforizó a la prensa que los dos años en el Gobierno que cumplió el lunes representan el avance del país sudamericano, un aniversario marcado por varias leyes sociales impulsadas y su destacada visión de Estado y tono conciliador, logros y estilo que no se han homologado en su timorata aprobación.
Boric asumió el poder en marzo de 2022 con 36 años, el mandatario más joven en la historia del país austral, con una coalición que renovó la política coaptada por dos bloques desde el retorno a la democracia, en 1990, luego del fin de la dictadura de Augusto Pinochet.
Pese a que en su discurso de triunfo Boric afirmó que aspiraba a que Chile fuera "la tumba del neoliberalismo", en estos dos años ha sido embestido por una crisis de seguridad, de migración y la derrota de un proceso constituyente que él apoyó (y que era el respaldo de su programa), lo cual lo ha forzado a la modificación de algunas de sus propuestas fundacionales.
Para el profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Tarapacá, Gonzalo Álvarez, según las encuestas, la evaluación al Gobierno del presidente Boric se ha ubicado en torno al 30 por ciento de aprobación.
Explicó que el Gobierno tiene múltiples factores externos y endógenos en contra, como la crisis de seguridad, con el aumento de los homicidios y delitos de alta connotación que se arrastran de antes de la instalación del Gobierno, el contexto económico global, una oposición irresponsable y los problemas de su propio sector.
No obstante, Álvarez resaltó que la gestión de Boric ha mantenido un discurso y prácticas relativamente coherentes en torno a los temas "de la nueva izquierda" con relación al medioambiente y la agenda de género.
Entre las metas alcanzadas en estos dos años resaltó el Copago Cero, que aumentó la cobertura gratis en la salud pública, el reajuste al salario mínimo que llegará hasta los 517 dólares, y la estabilización económica, la cual evitó que el país cayera en una recesión tras la pandemia.
"El principal acierto ha sido el estilo y manejo del propio presidente Boric, su capacidad política y visión de Estado. Esto implica una amplia voluntad para buscar acuerdos, ser realista y continuar relativamente estable con su mandato, pese a las circunstancias", complementó.
Aunque evidenció que el Gobierno ha tenido problemas para comunicar y legitimar sus logros y fortalezas presidenciales, debido a que, para el experto, en su colación política "muchos de sus integrantes no han estado a la altura".
"La falta de experticia, errores y caso de corrupción han terminado por debilitar la influencia del sector más afín a la Presidencia", indicó.
Por su parte, para el académico del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, Mario Herrera, el mayor éxito del Gobierno chileno ha sido integrar coaliciones políticas que no son parte de su núcleo, lo que contribuyó a la "estabilidad y con la experiencia necesaria para realizar las tareas de gestión".
Según el experto, la derrota del Gobierno en el plebiscito de salida del primer proceso constituyente, que Boric apoyó con ahínco antes de ser elegido y durante su mandato, y la elección de integrantes para el segundo proceso, que fue redactado por un grupo en su mayoría de extrema derecha (también rechazado), lo llevó a él y a sus colaboradores de Gobierno a mutar de una posición programática a una pragmática.
Para el académico de la Universidad de Tarapacá y Premio Nacional de Historia 2014, Sergio González, el principal acierto de esta administración tras llegar a su medio tiempo ha sido "su capacidad de flexibilidad política, permitiendo incluir en su gabinete a personas que no formaban parte de la coalición de Gobierno".
"Su liderazgo en política internacional ha sido reconocido tanto internamente como en el exterior (...) al término de su segundo año se ha convertido en un mandatario respetado tanto a nivel nacional como internacional, a pesar de los intentos de la oposición por descalificar a su gobierno y a su persona", dijo el historiador y sociólogo.
Resaltó, sin embargo, que el principal fallo no ha sido un problema de su gestión, sino de sus colaboradores.
"La transparencia y la ética que eran pilares de su ideario político, quedaron cuestionados con el caso Fundaciones (corrupción en miembros de los partidos del Gobierno)", indicó.
También comentó que "el presidente Boric ha sido capaz de flexibilizar sus posiciones más ideológicas para aceptar otras más pragmáticas o conciliadoras".