BUENOS AIRES, 22 ene (Xinhua) -- Tras un año marcado por el déficit comercial que deparó la sequía, Argentina se enfrenta a un 2024 con renovadas expectativas para su balanza comercial, con el sector agroexportador que comienza a recuperarse y con un creciente impulso en áreas estratégicas como los hidrocarburos y la minería, señaló hoy lunes el economista argentino Adrián Gutiérrez Cabello.
"Según las estimaciones de los organismos especializados en todo lo que son proyecciones agropecuarias como la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y la Bolsa de Comercio de Rosario y la misma Secretaría de Agricultura de la Nación, prevén un crecimiento de la cosecha, sobre todo para soya y maíz, producto de las últimas lluvias", sostuvo el experto en entrevista con Xinhua.
Gutiérrez Cabello, coordinador del Centro de Economía Regional de la Universidad Nacional de San Martín, señaló que, según la Bolsa de Cereales, las mejores proyecciones que corresponden al maíz y la soya sumarían exportaciones por 28.700 millones de dólares e impactarían no sólo en el ingreso de divisas sino también en la actividad económica.
Detalló que la soya, el principal complejo exportador del país, ayudaría también "a aliviar hasta el comercio exterior, en el sentido que Argentina también importa soya (de Paraguay) para la capacidad a veces ociosa que tiene la industria, así que quizás se reduciría en parte esa importación".
Respecto al trigo, cuya cosecha está aún en proceso, "se va a recuperar con respecto al año anterior", señaló el economista, aunque precisó que "no va a ser tan alta como se esperaba".
Argentina finalizó el 2023 con un déficit en su balanza comercial de más de 6.900 millones de dólares, explicado en gran parte por una caída en casi 40 por ciento de los despachos de productos primarios, según datos oficiales.
El economista explicó que "la caída en las exportaciones durante el 2023 fueron de más o menos 22.000 millones de dólares y explicadas en gran parte por todos los productos primarios y agroindustriales", y aseguró que "dentro de la economía el impacto que tuvo la sequía fue cerca de 20.000 millones de dólares".
"A eso hay que sumarle todos los efectos fiscales y sociales que hubo en el medio producto de la menor actividad; como hacemos las estimaciones, toda la pérdida de servicios de transporte, flete, logística, servicios portuarios, todo lo que es el servicio de venta de combustibles, también en las rutas, fue un impacto fuerte", enfatizó.
A decir de Gutiérrez Cabello, esta situación impactó también en el ya agravado déficit fiscal que viene registrando Argentina.
"Parte del déficit fiscal del año pasado se explicó en gran parte por la caída de la actividad económica del sector agropecuario, principalmente por todo lo que es la caída en derechos de exportación, que es donde más se sintió, después el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el Impuesto a las Ganancias, el impuesto a los combustibles; se perdieron más de un millón de fletes por culpa de la de la sequía", refirió.
Las mejores perspectivas para el sector agrícola este 2024, ayudarían a aliviar "la cuestión fiscal", sostuvo el economista al tiempo que indicó que contribuiría a "reducir el déficit en gran parte".
Consultado sobre el panorama global y las estrategias que podría desarrollar el país para diversificar sus exportaciones, el economista refirió que "si se sigue avanzando con todos los grandes proyectos que hay, por ejemplo, lo que es el desarrollo de Vaca Muerta (en el sur del país), en distintos yacimientos de gas y de petróleo, algunos 'offshore' (costa afuera) en el país, permitirían dejar de depender tanto la generación de divisas por el lado del sector agropecuario".
"En el caso de la minería, tanto los metalíferos como puede ser oro, plata, cobre, que hay muchos proyectos; el tema del litio puede ser una gran oportunidad, sobre todo para no cargar todo en el sector agropecuario", agregó.
En el caso de los hidrocarburos, el experto señaló que observa un potencial dual, ya que esta área no sólo promete impulsar la generación de un superávit comercial a través de un aumento en las exportaciones, sino que también presenta la oportunidad de reducir significativamente las importaciones.
Este doble efecto, resultado de una estrategia bien ejecutada y de las inversiones necesarias, podría ser clave para estabilizar y fortalecer la economía argentina, ofreciendo un camino hacia la recuperación y el crecimiento sostenido en un escenario post-sequía.
