Todas las zonas deben adherirse a una lista negativa, que detalla las 122 áreas prohibidas o restringidas a la inversión extranjera, que van desde el servicio informativo de internet, la producción de programas de radio y televisión a la explotaión de metales no ferrosos. El número se ha reducido desde las 139 áreas anteriores.
Los inversores extranjeros estarán sujetos a las mismas reglas y regulaciones para las nuevas inversiones que las firmas nacionales.
Los expertos creen que las nuevas zonas son estratégicamente importantes para la iniciativa de "la Franja y la Ruta", que pretende una mejor conexión entre Asia, Europa y África, así como ser una vía para impulsar la inversión y el consumo.
Shao Yu, economista jefe de la compañía Orient Securities con sede en Shanghai, indicó que las cuatro ZLCs serán "puntos de apoyo" cruciales para la iniciativa de "la Franja y la Ruta".
"Más acciones de apertura se necesitan en regiones como las suroccidentales de Yunnan y Tíbet para la nueva disposición estratégica", agregó.
Wang Shouwen, ministro asistente de Comercio, ha asegurado que las nuevas ZLCs no serán sólo una copia de la de Shanghai, sino que serán rompedoras en áreas como la administración de la inversión, la regulación comercial y los sistemas financieros.
La réplica de las exitosas medidas de reforma es la estrategia común en el camino de la reforma y la apertura. La Zona Económica Especial de Shenzhen, fundada en 1980, se ha desplegado a lo largo de la costa oriental en las pasadas tres décadas.
La zona permitió a la inversión extranjera desarrollar una industria manufacturera, la fuerza impulsora detrás del auge económico de las décadas anteriores.
La fiebre por las ZLCs ha captado la atención de los funcionarios a lo largo del país, con muchos de ellos presionando para que sus regiones sean incluidas en la próxima partida de ZLCs.
A pesar de ello, muchos observadores advirtieron de que el gobierno central debe asegurar que las ZLCs son usadas para promover las medidas de reforma, y que sus políticas son implementadas correctamente.
Arrastrada por la crisis de la vivienda, el debilitamiento de la demanda interna y unas exportaciones inestables, la una vez vibrante economía de China registró su menor expansión anual en los últimos 24 años en 2014, debilidad que ha continuado en 2015.
Las autoridades han pedido más políticas de apertura para apuntalar el crecimiento en medio de las preocupaciones de un menor crecimiento, bautizado oficialmente como "nueva normalidad".
Los grupos iempresariales extranjeros han apuntado que la zona de Shanghai trajo mejoras, pero esperaban "beneficios más tangibles" de las reformas financieras, como la total convertibilidad del yuan.