Por Tian Dongdong
BEIJING, 5 feb (Xinhua) -- Aunque no está claro el nivel al que interactuarán este jueves el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el Dalai Lama durante el Desayuno Nacional de Oración, cualquier posible reunión o encuentro entre ambos seguro que tiene consecuencias negativas, porque el Dalai Lama es un lastre político que resulta contraproducente.
Los asuntos relativos al Tíbet afectan a los intereses fundamentales de China y a sus sentimientos nacionales. Beijing ha dejado claro desde hace mucho tiempo que el Dalai Lama, que durante décadas intentó separar el Tíbet de China, nunca debe ser recibido por los líderes de otros países.
Estar de compadreo con un secesionista es jugar con fuego, lo cual daña severamente la confianza mutua entre China y Estados Unidos, y degrada el crédito de Obama como líder nacional por romper sus compromisos con China sobre el asunto del Tíbet.
Podría darse una amistad autoproclamada entre Obama y el Dalai Lama como individuos, pero una reunión entre un presidente estadounidense y un fugitivo político va más allá del dominio de lo personal. Lo que se encuentra tras su hipócrita relación no son sino asuntos políticos y fríos cálculos.
Hablando con franqueza, Obama necesita al Dalai Lama no porque este sea respetable, como Obama afirmó, sino porque el Dalai Lama es útil. Primero, es un separatista. Segundo, viene de China y está en contra su propia patria.
En esencia, el Dalai Lama es solo una herramienta útil para conseguir beneficios a corto plazo, mostrar su claridad moral y adjudicarse puntos en casa.
Pero tanto Obama como el resto de figuras políticas que quieren reunirse con el fugitivo político, pronto se darán cuenta de que han hecho mal sus cálculos, ya que las pérdidas son mayores que sus ganancias, y les saldrá cara la decisión.
Primero, nunca debería subestimarse la resolución de China de defender sus intereses fundamentales, como el tema del Tíbet.
"Nos oponemos enérgicamente a que cualquier país interfiera en los asuntos internos de China en nombre de asuntos relacionados con el Tíbet", reiteró firmemente un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores el lunes.
Segundo, si Obama se reúne con el Dalai Lama, simplemente revertirá la tendencia positiva establecida por China y EEUU en el desarrollo de sus relaciones.
Por todo esto, cualquier posible encuentro planificado entre Obama y el Dalai Lama enfriará el ímpetu positivo de las relaciones sino-estadounidenses.
Ahora la pelota está en el tejado de Washington. Es muy aconsejable que EEUU mantenga sus compromisos, y gestione de manera adecuada los temas relacionados, con los intereses generales de los lazos sino-estadounidenses en mente.