Por César Santos y Wu Meng
SHANGHAI, 6 nov (Xinhua) -- Hace un año, Amanda Gallegos y una de sus socias llegaron a Shanghai desde Perú con seis maletas cargadas de productos elaborados a base de quinua, con la esperanza de despertar el gusto de los consumidores chinos apovechando la puerta de entrada que ofrecía la Exposición Internacional de Importaciones de China (CIIE, siglas en inglés). Era la primera vez que su empresa participaba en el evento, y los resultados del "experimento" superaron todas las expectativas, al punto de que en esta ocasión llegaron a la Perla del Oriente ya no con maletas, sino con un contenedor entero cargado de quinua peruana, un producto que rápidamente se está haciendo un lugar en las mesas chinas.
"Es nuestra segunda visita consecutiva a Shanghai, a la CIIE, y venimos con mucho entusiasmo después de nuestra primera experiencia. Luego de ver la aceptación que tuvieron nuestros productos entre los consumidores chinos nos pusimos a trabajar para conseguir todos los registros y autorizaciones, y entonces dijimos: '¡Se acabaron las maletas para Incasur, ahora vamos a llevar todo un contendor!'", expresó Gallegos, CEO de Industrias Alimenticias Cusco S.A. (Incasur).
Este año que ha pasado entre la primera participación de la empresa peruana en la CIIE y la octava edición del evento, le sirvió a Gallegos y su equipo para afinar el catálogo de productos y tramitar los documentos necesarios para su ingreso y distribución en el vasto mercado chino.
De acuerdo con Gallegos, los productores que surten su empresa son campesinos que viven en las cimas de los Andes, por encima de los 3.500 metros sobre el nivel del mar, por lo que el cultivo de la planta exige bastante esfuerzo.
"Son cultivos pequeños, de siembra tradicional, en laderas con ángulo de 45 grados. La quinua es un cultivo ancestral, era el manjar de los incas, que la consideraban sagrada. Las familias campesinas han seguido reproduciendo esa tradición milenaria, y por eso, que nuestros productos puedan llegar a China significa que el esfuerzo de esas familias llegue hasta el consumidor chino", sostuvo Gallegos, y añadió que, además, "de este modo ellos pueden seguir mejorando sus niveles de vida".
Gallegos ha tenido suerte. Aparte de que los consumidores chinos se están decantando cada vez más por alimentos nutritivos y saludables, ahora tiene la oportunidad de despachar sus productos a través del puerto de Chancay, ubicado a 80 kilómetros al norte de Lima, la capital de Perú, que entró en operación hace justamente un año, mientras ella debutaba en la CIIE.
"El puerto de Chancay conecta a Perú y a toda Sudamérica con Shanghai a través del Océano Pacífico. Eso nos ha facilitado muchísimo las cosas, porque es un viaje más corto y con precios más favorables, y eso nos permite ser más competitivos", comentó la empresaria peruana.
De acuerdo con datos de las Aduanas de Shanghai, la ruta de transporte marítimo "Chancay-Shanghai" gestionó 154.000 toneladas de carga de importación y exportación por valor de 3.970 millones de yuanes (unos 560 millones de dólares) durante los tres primeros trimestres de este año. Esto representó un aumento del 56,9 por ciento interanual en el comercio de Shanghai con Perú, el cual alcanzó los 13.420 millones de yuanes, según la misma fuente.
"Antes de que existiera Chancay, (cualquier mercancía enviada hacia China) tranquilamente podía demorar hasta 45 días en llegar, porque la carga debía salir por el puerto del Callao, tenía que hacer una parada, y a veces también tenía que hacer trasbordo. Podían incluso llegar a ser hasta 60 días", relató Gallegos, y agregó: "Ahora necesitamos solo 30 días. Es un ahorro de 15 días que es muy importante, más aún para productos que tienen un tiempo de vida útil (limitado)".
Para la empresaria peruana, la entrada en servicio del puerto de Chancay ha tenido un efecto catalizador, avivando el interés de comerciantes que tenían el ojo puesto en China, pero no se animaban a cruzar el Pacífico, precisamente por los costos que esto implicaba y el efecto que esto podría causar en términos de competitividad.
"El hecho de que el proceso de arribo de la mercadería desde Sudamérica hasta Shanghai se haya acortado y ahora sea directo, ha generado mucho entusiasmo en el conjunto de empresas peruanas que miran hacia China (...), porque los días que la carga no está en el mar es tiempo que se suma al costo total del producto colocado en el mercado", explicó Gallegos.
Contrario a lo que pudiera pensarse, a pesar de que como evento está abierta solo unos cuantos días, al comienzo de cada noviembre la CIIE es una organización que está en actividad permanente, no solo para que los empresarios puedan poner sus productos en los stands de la exposición, sino también para facilitar el cumplimiento de los estrictos requisitos necesarios para que dichos productos lleguen a los estantes de los supermercados y a las plataformas de comercio electrónico en China.
"Esta plataforma permite, a pesar de las 13 horas de diferencia horaria entre Perú y China, ingresar toda la información y adjuntar todos los documentos necesarios, para que al día siguiente un funcionario en China los revise, nos haga observaciones y correcciones y nos permita acelerar el proceso para obtener el certificado, para que nuestros productos queden debidamente registrados y puedan llegar a los consumidores", relató Gallegos.








