RÍO DE JANEIRO, 1 ago (Xinhua) -- El presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, afirmó hoy que Brasil trabaja para asegurar que todas las delegaciones, incluidas las de los países más pobres, puedan participar en la cumbre mundial del clima en la ciudad amazónica de Belém, a pesar de las presiones internacionales para trasladar el evento debido a los altos precios del alojamiento.
"El encuentro de jefes de Estado será en Belém y no hay ningún plan B", subrayó Corrêa do Lago durante una conferencia virtual con periodistas, al cumplirse 100 días para el inicio oficial de la COP30, programada para noviembre.
"Más de dos tercios de los países miembros de la ONU son considerablemente más pobres que Brasil y esperan poder participar en condiciones accesibles", declaró.
El presidente de la COP30 reconoció la preocupación expresada por países de menor desarrollo relativo, pequeñas islas y naciones africanas, cuyas delegaciones dependen del subsidio de alojamiento diario de 143 dólares otorgado por la ONU.
Sin embargo, para poder asistir, necesitan habitaciones que oscilen entre 50 y 70 dólares por noche, mientras que los precios en Belém para las fechas de la conferencia llegan a multiplicarse hasta por 15, alcanzando hasta 700 dólares por noche en algunos casos.
El Gobierno brasileño informó que se han reservado 2.500 habitaciones con tarifas fijas de entre 100 y 600 dólares, y que para los 73 países más pobres se destinaron 15 habitaciones por delegación con precios de entre 100 y 200 dólares.
Además, para aumentar la oferta de hospedaje, el Gobierno brasileño garantizó dos cruceros que sumarán 6.000 camas y busca opciones adicionales de bajo costo.
La COP30 será la primera conferencia climática de la ONU celebrada en la Amazonía y se espera que reúna a unos 50.000 participantes, incluyendo representantes de más de 190 países, organizaciones internacionales, comunidades indígenas, empresas, movimientos sociales y científicos.
"Queremos una COP inclusiva, con todos los países miembros. La ausencia de los más pobres comprometería la legitimidad de la conferencia", sostuvo Corrêa do Lago, quien insistió en que el Ejecutivo brasileño apuesta únicamente por el "Plan A": mantener la sede en Belém y encontrar soluciones para garantizar la presencia de todas las delegaciones.