Por Gerardo Laborde
MONTEVIDEO, 28 feb (Xinhua) -- El izquierdista Frente Amplio (FA) regresará el 1 de marzo al Gobierno en Uruguay después de cinco años y por primera vez lo hará con un presidente de la República que recién asoma como líder nacional, Yamandú Orsi.
Orsi, un docente de historia de 57 años electo presidente en noviembre pasado, defiende sus posiciones, pero se cuida en apenas confrontar con sus rivales y apela al diálogo con propios y extraños.
Tendrá el desafío de superar la ausencia de los líderes históricos del FA, como el fallecido Tabaré Vázquez, que gobernó dos periodos no consecutivos (2005-2010 y 2015-2020), y el veterano y actualmente delicado de salud José Mujica, presidente en el segundo mandato frenteamplista (2010-2015).
El 1 de marzo, Orsi recibirá un país que durante la gestión de Luis Lacalle Pou (2020-2025) creció a tasas moderadas tras la pandemia del nuevo coronavirus, redujo la inflación y, en parte, los delitos, pero que mantiene un grave problema en la violencia generada por las bandas de narcotraficantes.
Ante esto, la ciudadanía demanda mejoras en materia de seguridad pública, seguridad social (para cumplir con movimientos sociales afines), economía y trabajo.
"Son los tres grandes desafíos de este Gobierno", dijo a Xinhua la politóloga y docente del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República (Udelar), Camila Zeballos.
"En Uruguay no se discute la estabilidad de la macroeconomía. Hay grandes acuerdos nacionales que el FA incorporó y no hay que esperar una radicalización en términos ideológicos hacia ningún lado", enfatizó Zeballos.
La experta planteó que sí habrá "un proceso de reconstrucción de algunas políticas públicas no priorizadas" durante la gestión saliente de Lacalle Pou (Partido Nacional), que gobernó con el apoyo de cuatro partidos de centroderecha.
En ese sentido, el futuro mandato será "progresista ideológicamente" y estará "condicionado por el programa de gobierno del FA", según Zeballos.
Orsi, que gobernó durante una década el departamento clave de Canelones (sur), apunta al concepto de "pública felicidad", que implica acciones para que los "más rezagados" sean los "más beneficiados".
Lejos de promesas grandilocuentes dice que impulsará el crecimiento económico fortaleciendo la protección social y mejorando la seguridad pública.
Como medidas concretas convocará a un "diálogo" nacional para debatir el sistema de seguridad social con la intención de volver a fijar una edad mínima para jubilarse de 60 años, desandando los 65 años que impuso la reforma del Gobierno saliente.
También instrumentará políticas sociales dirigidas a la primera infancia, la juventud y familias en situación de vulnerabilidad social con el objetivo de "igualar oportunidades" y luchar contra el narcotráfico, la delincuencia y la corrupción.
La negociación será necesaria porque por primera vez un gobierno del FA no tendrá mayoría en el Parlamento (tiene mayoría absoluta en el Senado, pero no en Diputados).
"El Parlamento va a ganar un rol. Puede salir todo lo que el Ejecutivo quiera, pero va a ser modificado probablemente", señaló a Xinhua el docente y politólogo del Instituto de Ciencia Política, Gonzalo Puig.
Y Orsi "tiene la gran fortaleza, que podría tener todo intendente (departamental), que es saber conciliar, negociar", aseguró.
"Sobre todo un intendente de un departamento grande y fragmentado como Canelones", amplió Puig en referencia al segundo distrito más poblado del país y motor agroindustrial y logístico.
Zeballos, en tanto, subrayó que Orsi fue elegido primero en el FA y luego a nivel nacional "por esta capacidad de tender puentes y por ser un líder muy dialoguista y de mucha cercanía".
Al resultar electo el 24 de noviembre de 2024 Orsi prometió "ser el presidente que construya un país más integrado, del crecimiento del país" y "donde nadie se sienta relegado".
Los uruguayos darán su veredicto en cinco años.
