Por Gerardo Laborde
MONTEVIDEO, 28 feb (Xinhua) -- Luis Lacalle Pou dejará la Presidencia de Uruguay el 1 de marzo tras cinco años en los que afrontó la pandemia del nuevo coronavirus y una sequía, e instrumentó reformas, retirándose con una popularidad que tratará de capitalizar en las elecciones de 2029.
Lacalle cortó un ciclo de tres gobiernos del izquierdista Frente Amplio (FA), que incluyó las dos presidencias de Tabaré Vázquez y la de José Mujica, y en 2020 llegó al Gobierno como candidato del Partido Nacional (PN), apoyado por cuatro partidos de centroderecha.
Ahora se despide con una aprobación del 54 por ciento, según la consultora Factum, cediendo el poder al izquierdista Yamandú Orsi (FA).
Camila Zeballos, politóloga y docente del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República (Udelar), cree que "la ciudadanía valora en términos individuales a Lacalle Pou, pero no valora en términos de política pública a sus ministros".
"La simpatía por el presidente es una cosa y la conformidad por el desempeño del Gobierno es otra", subrayó Zeballos en entrevista con Xinhua al identificar las "causas de la derrota del PN".
La "luna de miel" de su Gobierno se extendió más allá del primer año, en parte por una buena evaluación de la gestión de la pandemia, que irrumpió pocos días después de asumir el 1 de marzo de 2020.
Un espaldarazo clave fue la ratificación en un referéndum en 2022 de la Ley de Urgente Consideración (LUC) que contenía sus estandartes programáticos y a la que la oposición se opuso convocando a un referéndum revocatorio.
La LUC estableció medidas de seguridad pública, derechos para los trabajadores no huelguistas y una regla fiscal, entre varios aspectos.
El Gobierno destaca que durante esta gestión se mejoraron los niveles de seguridad, con una disminución generalizada de los delitos, excepto los homicidios. Además, resalta como logro la reducción de la inflación a casi la mitad, alcanzando un 5 por ciento, y el mantenimiento del poder adquisitivo, en un contexto de crecimiento económico moderado.
También instrumentó una reforma jubilatoria para dar sostenibilidad al sistema de Seguridad Social, con un aumento de la edad mínima para jubilarse de 60 a 65 años, que sorteó con éxito un plebiscito en su contra.
También superó escándalos en su entorno.
En 2022, el jefe de la custodia presidencial, Alejandro Astesiano, fue detenido por falsificar documentos para la expedición de pasaportes, y luego condenado por asociación para delinquir y tráfico de influencias.
Otro remezón se dio por el escándalo por la expedición en 2021 de un pasaporte a Sebastián Marset, un narcotraficante preso en el exterior, que derivó en la remoción de varios funcionarios.
Lacalle Pou fue electo senador en las elecciones parlamentarias de octubre, pero desistió de ocupar la banca y señaló que se tomará un "descanso" después de ocupar durante cinco años el piso 11 de la Torre Ejecutiva, sede del Gobierno.
"Es el tiempo" de "otra gente que salió electa", explicó el gobernante saliente, hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995), y anunció que en este periodo buscará "estar con la gente, que es lo que me gusta, lo que me mueve y mi vocación".
La renuncia al Legislativo tiene una dimensión humana que pasa desapercibida, apuntó el docente e investigador del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República, Gonzalo Puig.
"El desgaste personal en el Gobierno de Lacalle Pou ha sido muy alto. Él insistía en estar omnipresente. Fue una decisión de él, que le rindió para su capital político, pero ese ritmo es insostenible para una persona", dijo Puig en entrevista con Xinhua.
También plantea una "decisión táctica, debatible, que es no ser el líder del PN en el Parlamento", opinó.
"Esto le puede servir para no erosionar su popularidad, pero al PN le complica porque ¿quién lo lidera ahora?", se preguntó.
Al respecto, Zeballos apuntó que en la interna del PN "se empezó a desafiar la figura de Lacalle Pou porque algunos sectores querían que fuera el presidente del directorio y otros le decían que no, que tiene que ser otra persona".
"Si bien los liderazgos tan importantes como el de Lacalle se construyen y han mostrado solidez, no son incuestionables", recordó.
En este escenario, el mandatario saliente tiene "el desafío de presentarse como un candidato absolutamente competitivo de cara al 2029 y, al mismo tiempo, ordenar la tropa o que estas voces disonantes dentro del PN empiecen a aplacarse".
