ESPECIAL: Deportaciones de salvadoreños desde EEUU: entre el desarraigo y la incertidumbre | Spanish.xinhuanet.com

ESPECIAL: Deportaciones de salvadoreños desde EEUU: entre el desarraigo y la incertidumbre

spanish.news.cn| 2025-02-25 05:09:45|
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Por José Gabriel Martínez y Douglas Martínez

SAN SALVADOR, 24 feb (Xinhua) -- Noe Alvarenga vivía en Estados Unidos desde hace casi cuatro décadas. Su día a día estaba cimentado en el trabajo duro: contratista con licencia en Texas, proveedor de una familia de nueve hijos y contribuyente al desarrollo económico tanto en Estados Unidos como en El Salvador, su país de origen.

"Nos tratan como criminales. La comida que están dando en las cárceles son comidas vencidas. Yo vengo enfermo de tanta comida mala que nos daban allá", relató tras su llegada a El Salvador, en referencia al trato y condiciones inhumanas durante su detención y deportación.

Durante cuatro meses estuvo detenido antes de ser deportado. "Primero, me sacaron y me tuvieron 22 horas amarrado de pies y manos en el avión. Luego me regresaron y esta otra vez, otras 18 horas amarrado sin comida", contó.

Su historia es parte de las deportaciones realizadas por la actual administración estadounidense, que afectan a cientos de salvadoreños en Estados Unidos, así como a miles de latinoamericanos, muchos de los cuales han vivido allí por décadas, trabajado legalmente y contribuido a la economía del país norteamericano.

Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la cifra de salvadoreños deportados desde Estados Unidos en 2024 alcanzó 14.195, un 22,2 por ciento más que el año precedente.

En el país norteamericano se estima viven más de dos millones de salvadoreños, cuyas remesas, que en 2023 contabilizaron 8.000 millones de dólares, son uno de los principales pilares de la economía de El Salvador.

Las condiciones en que se están produciendo algunos de los retornos de migrantes latinoamericanos desde Estados Unidos a sus países de origen bajo el segundo mandato del republicano Donald Trump han generado preocupación entre organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes.

"El tema de la deportación y cómo los deportan no es aceptable por nadie", declaró a Xinhua César Ríos, director ejecutivo de la asociación Agenda Migrante de El Salvador.

"Que los traten como encadenados o que entren al país esposados, como hemos estado viendo, hay que condenarlo desde cualquier punto de vista", aseveró.

Alvarenga narró cómo fue engañado por las autoridades migratorias cuando llegaron a detenerlo.

"Me dijeron que alguien había chocado mi tráiler, que lo tenía 'parqueado' (estacionado) afuera de mi casa. Cuando salí, un señor de civil me llamó para que lo viera y en ese momento salieron un montón de oficiales con fusiles y me apuntaron. Me sacaron con una bata de dormir, dejando a mis nueve niños adentro", aseguró.

La situación de los migrantes salvadoreños en Estados Unidos se ha vuelto más incierta tras la implementación de políticas migratorias más estrictas. "Nuestro pueblo está sufriendo grandemente en Estados Unidos", afirmó Alvarenga.

"Ahora con esa ley que ha puesto este señor (el presidente Donald Trump), hasta en las escuelas, los niños ya no quieren ir por miedo a ser detenidos", apuntó.

Ríos también alertó sobre el creciente temor en la comunidad migrante, lo que está generando "auto deportaciones".

"Ese entorno de amenaza, de temor y de miedo que se está generalizando con un vocabulario especial, como 'redadas' y 'deportación masiva', está llevando a muchas personas a regresar por su propia cuenta antes de ser detenidas y tratadas con frialdad en el proceso de deportación", indicó.

Para muchos deportados, la reinserción en El Salvador representa un desafío abrumador. Alvarenga, quien ha perdido su fuente de ingresos y ha dejado a su familia en Estados Unidos, ahora enfrenta la incertidumbre de cómo rehacer su vida.

"Yo voy a ver si alguien me puede ayudar a que ellos puedan venir para acá. No voy a dejar a mis hijos botados allá", aseguró.

El impacto de las deportaciones también es económico. Las remesas, que representan alrededor del 25 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) salvadoreño, podrían disminuir si la cantidad de migrantes en Estados Unidos sigue reduciéndose.

"Las economías de nuestros países pobres ya no pueden seguir dependiendo de las remesas familiares", alertó Ríos. "Necesitamos una maquinaria productiva que genere empleo para que las familias no dependan de ese ingreso externo".

Mientras tanto, organizaciones y expertos insisten en la necesidad de una respuesta regional para abordar la crisis migratoria. "Si queremos hablar de migración, trabajemos en las raíces de la migración", sostuvo el director ejecutivo de la Asociación Agenda Migrante El Salvador.

"La autoridad estadounidense está en la obligación de preguntarnos primero por qué migran", agregó.

A pesar de los esfuerzos gubernamentales por reducir la violencia en El Salvador y sus notorios resultados al respecto, otros factores continúan empujando a la población del país centroamericano a emigrar.

"El Salvador ha logrado disminuir la migración en casi un 40 por ciento en los últimos cinco años, principalmente por la reducción de la delincuencia, pero hay otros factores que persisten y que deben ser atendidos", comentó Ríos.

En un albergue de San Salvador, Noe Alvarenga espera su traslado a La Unión, la localidad donde espera retomar su vida. Su expresión es de desolación. "Yo lo único que le puedo decir a los que quieran irse para allá es que lo piensen bien", reflexiona. "Realmente, Estados Unidos ya no es como antes".

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