SAN PEDRO SULA, Honduras, 15 feb (Xinhua) -- El Centro de Atención al Migrante Retornado de Honduras, ubicado en la ciudad de San Pedro Sula (norte), vive una intensa situación al recibir a decenas de repatriados desde Estados Unidos, que aplica una cruda campaña en contra de los migrantes indocumentados, con redadas masivas en diversas ciudades.
Este lugar, ubicado junto a la pista del Aeropuerto Internacional Ramón Villeda Morales, se encuentra en plena actividad desde temprana hora y en el que el viernes los repatriados hacían fila para completar un formulario, el último paso de la travesía, recibir un kit de artículos de higiene básica y ser trasladados a la terminal de autobuses en los vehículos del centro, aunque algunos prefieren irse caminando.
En el sitio se ven diversas imágenes que son el retrato del recrudecimiento de las medidas migratorias implementado desde las primeras horas de mandato de Donald Trump: mientras un miembro del personal anunciaba la llegada del primer vuelo de repatriación del día, en el área de espera para familiares se miraban expresiones serias y otro empleado aguardaba con un manojo de agujetas, ya que se los quitaron a los migrantes previo a su detención.
En tanto, tres menores de menos de 10 años esperaban con bebidas y tortillas de maíz y una mujer de mediana edad, cargada con dos mochilas repletas de ropa, subía a un autobús que ya estaba casi lleno, mientras que en un salón de unos 50 metros cuadrados los migrantes esperaban en silencio, muchos vistiendo prendas sucias con zapatillas deportivas de marcas estadounidenses.
Tal es el caso de Ricardo, un migrante hondureño recientemente deportado, quien contó en diálogo con Xinhua su deseo de abrir una tienda de materiales de construcción, tal como tenía planeado hacerlo en Estados Unidos, aunque "la vida allá no es fácil".
"Después de todo lo que pasé, prefiero quedarme en Honduras y estar con mi madre", dijo.
El joven de 20 años, quien vestía una camiseta con el logo de los Chicago Bulls, describió el trato adverso que recibió durante su detención por parte de agentes de inmigración estadounidenses, quienes incluso lo amarraron de manos y pies durante nueve horas al trasladarlo de Oklahoma a Texas (Estados Unidos), como si se tratara de algún delincuente.
"La verdad si te sientes como que fueras alguien buscado, algún narcotraficante o alguien y no sé por qué lo hacen. Igual en el avión, no sé por qué te amarran así, igual ya vienes para tu país", recordó.
Claudia, una joven hondureña de 26 años, compartió con Xinhua su mala experiencia en el centro de detención de inmigrantes en Estados Unidos, donde incluso se les fue negada la atención médica oportuna.
"Mi mamá estuvo muy mal de la presión (...) Entonces hasta que la vieron super mal, que llegaba como a 160, 170 la presión, le tuvieron que darle la pastilla que le llevamos nosotros (...) Se puso mal como cinco veces, entonces no es muy bueno el trato ahí, la verdad", rememoró.
La mujer contó cómo no fueron informados del procedimiento, simplemente "lo sacan, lo revisa, lo enchachan o lo encadenan de pies a mano como criminal, y lo meten al bus"
"No le dicen nada hasta cuando estábamos en el avión, que veníamos para Honduras", subrayó.
Durante la llegada del segundo vuelo de repatriación del día, a 11:15 hora local, decenas de migrantes arribaron vestidos la mayoría con sudaderas con capucha e incluso con abrigos gruesos, pese a que la temperatura rondaba los 30 grados y el ambiente era bochornoso.
Al recibir su correspondiente paquete de higiene personal, refresco y tortillas de maíz, los migrantes fueron recibidos con un "¡Bienvenidos a Honduras!" e informados por una funcionaria migratoria sobre el procedimiento y que cada uno recibiría 100 dólares, se escuchó una ovación general con una mezcla de aplausos y silbidos.