BEIJING, 7 ene (Xinhua) -- Numerosos economistas, empresas multinacionales y consumidores ordinarios pueden compartir un deseo común para el año que recién comienza: Unas interacciones estables y positivas entre las dos economías más grandes del mundo.
En 2024, China y Estados Unidos celebraron el 45º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas. En 2025, y en los años venideros, la relación bilateral seguirá atrayendo la atención mundial, luego de conocerse el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses.
Si bien las proyecciones sobre los futuros lazos entre China y Estados Unidos varían, tanto la preocupación como el optimismo subrayan una realidad: El compromiso de los dos países es importante para todos.
"La historia ha demostrado que China y Estados Unidos ganan con la cooperación y pierden con la confrontación", dijo Xie Feng, embajador chino en Estados Unidos, en un evento a comienzos de diciembre.
"En esta nueva encrucijada, no podemos dar marcha atrás ni dar un paso hacia adelante y luego dos hacia atrás", agregó Xie, y complementó diciendo: "El beneficio mutuo es el vocabulario más bello del diccionario de China, y la cooperación de beneficio mutuo es la mejor opción para nuestros dos países".
INTERESES ENTRELAZADOS
En las últimas décadas, los intereses económicos de China y Estados Unidos se han entrelazado profundamente. Durante el período 1979-2023, el comercio entre los dos países se multiplicó por más de 200 veces, y el volumen total de inversión bilateral superó los 260.000 millones de dólares.
Según un informe del Consejo Empresarial Estados Unidos-China (USCBC, siglas en inglés) publicado en abril, en 2023 China fue el tercer mayor mercado de exportación de bienes de Estados Unidos, y en 2022 el sexto mayor mercado de exportación de servicios. En ese mismo año, las exportaciones a China respaldaron más de 930.000 puestos de trabajo en Estados Unidos.
China ha sido desde hace largo tiempo una tierra de oportunidades para las empresas estadounidenses. Más de 70.000 empresas estadounidenses han establecido negocios en el país asiático. Cabe destacar que las empresas estadounidenses constituyeron el mayor contingente de expositores extranjeros en la primera y segunda ediciones de la Exposición Internacional de la Cadena de Suministro de China. Entre los 200 proveedores clave de Apple, el 80 por ciento fabrica sus productos en China.
Por otro lado, la inversión de las empresas chinas en Estados Unidos ha impulsado el empleo local. Las empresas chinas miembro de la Cámara General de Comercio China-Estados Unidos han invertido más de 144.000 millones de dólares en Estados Unidos, creando directamente más de 230.000 puestos de trabajo.
A pesar de los desafíos y las tensiones en su relación bilateral, en los primeros 11 meses de 2024 el valor del comercio entre los dos países alcanzó los 4,44 billones de yuanes (617.730 millones de dólares), un 4,2 por ciento más que en el año anterior.
"Es importante que recordemos a los legisladores estadounidenses y a quienes ocupan posiciones influyentes que cada estado y distrito electoral en Estados Unidos mantiene su propia relación económica y comercial con China, y que los cambios en la política comercial entre Estados Unidos y China deben considerarse con mucho cuidado", advirtió Craig Allen, expresidente del USCBC.
LA CONFRONTACIÓN NO HACE GANADORES
Dada la fuerte interconexión entre las dos economías, el aumento de los aranceles a los productos chinos y otras medidas restrictivas del comercio y la inversión contra China seguramente serán contraproducentes, alimentando la inflación y obstaculizando la innovación, entre otros factores, como lo han demostrado la historia y la investigación.
Un estudio de Estados Unidos publicado en 2023 evaluó el impacto de los aranceles de la Sección 301 impuestos a las importaciones estadounidenses de vestuario, calzado, artículos de viaje y muebles de China desde 2018. Solo en el caso del calzado, los aranceles impusieron un coste directo anual a los importadores de al menos 250 millones de dólares, que aumentó cada año hasta superar los 450 millones de dólares en 2022.
El estudio concluyó que los mayores costos y precios más altos que trajeron consigo esos aranceles acabaron recayendo sobre las empresas y familias estadounidenses.
Mientras tanto, los aranceles de la Sección 301 aumentaron el precio de los semiconductores en Estados Unidos en un 4,1 por ciento entre 2018 y 2021, según la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos.
Los impagos de los préstamos con tarjetas de crédito estadounidenses han alcanzado el nivel más alto desde la crisis financiera de 2008, lo que indica la angustia financiera que afrontan los consumidores de bajos ingresos tras años de inflación elevada, según un informe del periódico Financial Times. La situación podría empeorar si se introducen más aranceles, lo que alimentará aún más la inflación.
Las medidas para aislar a las empresas chinas también tienen costos potenciales, según el grupo de expertos estadounidense Peterson Institute for International Economics (PIIE), que cita como ejemplos el entorpecimiento de la innovación para Estados Unidos y las empresas aliadas.
"Las empresas estadounidenses obtienen ingresos a través de las ventas a clientes chinos. Los controles de exportación reducen estos ingresos si las empresas estadounidenses no pueden encontrar compradores alternativos. Sin embargo, estos costos no deben considerarse solo como una pérdida privada para las empresas, ya que los ingresos por ventas son la fuente más importante de financiación para la investigación y el desarrollo de las empresas tecnológicas estadounidenses", señaló el PIIE.
"Reducir ciertos aranceles, mejorar la cooperación tecnológica y de inversión y fortalecer los lazos económicos podría allanar el camino para una relación comercial más estable y fomentar el crecimiento económico de largo plazo para ambos países", dijo Wang Huiyao, presidente del Centro para China y la Globalización.
POR EL BIEN DEL MUNDO
Graham Allison, profesor de la Universidad de Harvard conocido por su concepto de la "trampa de Tucídides", dijo en una visita a China en diciembre que Estados Unidos y China deben evitar caer en la trampa, y que encontrar la manera correcta de llevarse bien es importante para ambos países y el mundo en general.
Juntos, China y Estados Unidos representan más de un tercio del total de la producción económica del mundo, y su volumen comercial combinado representa alrededor de una quinta parte del total global. "Cualquier desacoplamiento entre nosotros solo empobrecería al mundo", dijo el embajador Xie.
Al reunirse con los líderes chinos, a principios de diciembre, los jefes de las principales organizaciones económicas mundiales expresaron una preocupación generalizada por el daño potencial al desarrollo económico global causado por las prácticas de desacoplamiento, y pidieron que se facilite la liberalización del comercio y la inversión.
También en diciembre, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos advirtió que una mayor incertidumbre y el continuo aumento de las medidas de restricción al comercio podrían "elevar los costos y los precios, desalentar la inversión, debilitar la innovación y, en última instancia, reducir el crecimiento".
"Las perspectivas comerciales para 2025 se ven empañadas por posibles cambios en la política estadounidense, incluidos aranceles más amplios que podrían perturbar las cadenas de valor globales y afectar a socios comerciales clave", advirtió la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) en su última Actualización sobre el Comercio Mundial.
Esas medidas corren el riesgo de desencadenar represalias y efectos dominó, que afectarían a las industrias y las economías a lo largo de cadenas de suministro enteras, añadió la UNCTAD. "Incluso la mera amenaza de aranceles crea imprevisibilidad, debilitando el comercio, la inversión y el crecimiento económico", puntualizó.