Por Zhu Wanjun
BEIJING, 13 dic (Xinhua) -- Sesenta años después, un grupo de chinos, muchos ya con el cabello canoso, todavía recuerda con añoranza los días en que estudiaron en Cuba, el país que les brindó educación y los convirtió en profesionales en distintos terrenos.
"No podré olvidar nunca todo lo que hemos experimentado durante nuestra juventud en Cuba", dijo el investigador de la Academia China de Ciencias Sociales sobre los estudios latinoamericanos, Xu Shicheng, de 82 años.
En 1964, Xu llegó al país caribeño junto con un centenar de jóvenes chinos para estudiar en la Universidad de La Habana. Recordó que, durante tres años, además de relacionarse con estudiantes universitarios cubanos y aprender mutuamente, también juntos hicieron guardia con fusiles en la residencia estudiantil y participaron en el corte de caña de azúcar, machete en mano.
"Como un académico chino educado en Cuba, después de regresar a China, siempre profeso mi amor y simpatía por Cuba", afirmó Xu, quien ha publicado seis libros y un centenar de artículos sobre Cuba, además de traducir varias obras al chino entre las que destacan El juicio del Moncada de la periodista Marta Rojas y El imperio del terror de Alejandro Castro Espín, hijo del líder revolucionario Raúl Castro.
Chen Hongdi, conocida como María entre sus amigos, fue también una de las integrantes de ese primer grupo de 108 estudiantes enviados a Cuba hace 60 años por la República Popular China después de su fundación, en 1949. Ese hecho marcó uno de los primeros momentos de la cooperación educativa entre los dos países.
"Tengo un afecto especial por Cuba. Cada vez que me preguntan dónde aprendí el español, siempre respondo con orgullo '¡en Cuba!'", contó con cariño Chen, quien recordó las grandes dificultades que superaron en esos años el Gobierno y pueblo cubanos y los esfuerzos que hicieron por proporcionar a los becarios chinos excelentes condiciones de vida y estudio.
"Estudiar en Cuba me cambió la vida y siempre estaré agradecida a Cuba", aseveró la diplomática ya jubilada que trabajó durante 17 años en países latinoamericanos y manifestó la aspiración de seguir promoviendo la amistad chino-cubana.
Xu y Chen participaron en un conversatorio celebrado recientemente en Beijing con motivo del 60° aniversario de la formación de estudiantes chinos en Cuba, donde exalumnos que cursaron estudios en distintas etapas en Cuba compartieron sus vivencias y admiración por el país caribeño.
"Mi juventud ha quedado grabada con una etiqueta cubana", afirmó Huo Yaofei en el evento organizado por el Capítulo Iberoamericano de la Asociación China de Estudiantes Retornados del Extranjero.
Huo contó su historia de amor por Cuba desde su primer contacto con la salsa en China, en 1998, cuando tenía 21 años. Según dijo, más tarde hizo realidad el sueño de aprender este baile en la mayor de las Antillas, al recorrer todo el país mezclándose con los cubanos y buscando maestros entre la gente local.
Reconocido por el Gobierno cubano como embajador promocional de su cultura y turismo, Huo lleva más de dos décadas enseñando música y danza cubanas en China. Todo esto combinado con la investigación académica, pues el próximo año culminará su doctorado en la Universidad de las Artes de Cuba, enfocado en la metodología de enseñanza del casino, estilo cubano de la salsa.
Por su parte, Lu Lu, de 33 años, destacó cómo su estancia en Cuba, como parte de un programa de becas promovido por el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, benefició su desarrollo personal y profesional. "No solo aprendí español, sino también sobre el pensamiento independiente, comunicación intercultural y perseverancia frente a los retos", comentó.
Según dijo, todas estas valiosas experiencias adquiridas en Cuba le ayudaron a crear una base sólida para su trabajo y crecimiento personal.
Lu, quien formó parte de un programa que benefició a más de 3.000 estudiantes chinos entre 2006 y 2009, expresó su deseo de colaborar con generaciones pasadas y futuras para fortalecer los intercambios educativos y la amistad entre China y Cuba.
Este intercambio educativo entre China y Cuba, que ha forjado lazos profundos de amistad y cooperación, no solo transformó vidas individuales, sino que también marcó un hito en las relaciones bilaterales. A seis décadas de distancia, los recuerdos y logros de estos estudiantes son testimonio del impacto duradero de esta alianza, reafirmando la importancia de la educación y la cultura como puentes entre naciones.