Por Eduardo Klinger Pevida
La Iniciativa de la Franja y la Ruta, propuesta por el presidente chino, Xi Jinping, en 2013, tiene como objetivo coordinar acciones y políticas de desarrollo con todas las naciones que manifiestan la voluntad de integrarse a ella, acorde con las estrategias propias, y pensar en el bien común.
Tras un decenio de ejecución, el programa registra un alcance extraordinario confirmándose como un esquema de cooperación global único y excepcional que ha profundizado como nunca antes una verdadera y consecuente cooperación Sur-Sur, contribuyendo a catapultar al ahora llamado Sur Global a nuevos niveles de protagonismo.
Como se evidenció en el III Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional celebrado en octubre de 2023, se ha alcanzado un impresionante fomento de cooperación, desarrollo y conectividad en términos de interrelación política, infraestructura, comercio, financiación y contactos de pueblo a pueblo con todos los países, "de forma que se puede inyectar nuevos impulsos a la economía mundial, crear nuevas oportunidades para el desarrollo global y establecer una nueva plataforma para la cooperación económica internacional", resaltó el presidente chino en la inauguración del III Foro en lo que fue, de facto, una rendición de cuentas que impresionó a todos.
La iniciativa no ha cesado de expandirse y crecer, estando presente con diversas modalidades en Asia, África, América Latina y el Caribe, e incluso, Europa. Más de 150 países y por encima de 30 organizaciones internacionales se han afiliado formalmente al proyecto. Objetivamente, el inventario de todo lo que se ha hecho en ámbitos del Sur Global son logros impresionantes en infraestructuras y logísticas para el desarrollo.
Los hechos son los hechos. Por doquier los pueblos están sabiendo apreciar cómo con la solidaridad china se ejecutan proyectos esenciales y estratégicos para su desarrollo, y del contundente esquema de cooperación planetaria de China ha surgido una gran contribución global a un desarrollo inclusivo y, consecuentemente, a la paz global: sin desarrollo no pueden lograrse ni la seguridad ni la gobernanza global.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta, promovida desde Beijing, junto a otras iniciativas igualmente propuestas a la comunidad mundial, son consecuencia de una tradición milenaria de solidaridad, sin colonias ni ínfulas de dominación y hegemonismo.
Con una inversión a lo largo de los primeros diez años de la iniciativa, China ha destinado cifras multimillonarias para el desarrollo y bienestar de los pueblos asociados, habiéndose ejecutado más de 3.000 proyectos y creando cientos de miles de empleos en las naciones asociadas, con puertos y aeropuertos, redes viales y parques industriales que sustentan múltiples corredores económicos que conducen hacia el desarrollo, entre los cuales cabe destacarse el servicio de trenes de carga China-Europa que llega a 227 ciudades en 25 países europeos.
La logística de transporte y comunicaciones alcanzada ha potenciado el flujo comercial bidireccional entre China y los países asociados. En 2013, al anunciarse el lanzamiento de la iniciativa, el comercio entre China y las economías que después se incorporaron al programa era del 39 por ciento del comercio exterior chino, en 2022 alcanzó el 45 por ciento.
En el caso específico de América Latina y el Caribe, aunque al otro lado del Pacífico, la región es la extensión natural de la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI e integrante activa en el desarrollo de la iniciativa, con 22 naciones habiendo firmado con China documentos de adhesión a la Franja y la Ruta.
La creación del Foro CELAC-China ha devenido en un instrumento valioso en impulsar la interrelación entre ambos. La muy reciente inauguración del puerto de Chancay en Perú, con pleno uso de la inteligencia artificial, al viabilizar la conexión eficiente entre Asia y Sudamérica, abre aún más las potencialidades de interconexión.
Como uno de los principales socios comerciales de Latinoamérica y el Caribe, desde los 261.390 millones en bienes que se comercializaron entre China y Latinoamérica en 2013 se registraron 489.000 millones en 2023. Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua han suscrito acuerdos de libre comercio, en tanto otros como El Salvador y Honduras negocian los suyos.
La cooperación China-América Latina y el Caribe no se circunscribe solo a lo comercial, sino que se ha extendido al campo de las nuevas energías, la tecnología digital y el comercio electrónico transfronterizo, dentro de varias áreas más.
Se concreta una relación cooperativa activa y de gran vitalidad. Los niveles de complementación económica y la interacción de sus respectivas estrategias alientan el desarrollo conjunto de la Iniciativa de la Franja y la Ruta en el continente. Se han ejecutado relevantes obras de infraestructura incluso en naciones del Caribe isleño, como en Jamaica, Barbados, Bahamas, Antigua y Barbuda, y Trinidad y Tobago.
El desarrollo y expansión constante de proyectos de la Franja y la Ruta en Latinoamérica y el Caribe responde a las necesidades y objetivos de desarrollo de la región y cada vez se aprecia más como relevante ejemplo de cooperación internacional.
Definitivamente, la Iniciativa de la Franja y la Ruta planteada al mundo en 2013 por China ha hecho ya mucho y pretende seguir avanzando durante los segundos diez años de ejecución.
(Eduardo Klinger Pevida es miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y director del Centro de Análisis y Estudios sobre China y Asia)
(Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente las posiciones de la Agencia de Noticias Xinhua)