BUENOS AIRES, 27 abr (Xinhua) -- El superávit fiscal del primer trimestre anunciado por el Gobierno de Argentina se explica principalmente por un notable recorte en el gasto público en contraposición a un aumento de los ingresos, una dinámica que ha dado lugar a la reducción de las jubilaciones, los gastos de capital y ha contribuido a una marcada recesión económica, según explicó hoy el economista argentino Fernando Morra.
El presidente Javier Milei, con apenas poco más de cuatro meses al mando del Ejecutivo, reveló que el superávit financiero alcanzó el 0,2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre, sin embargo, este dato se ve empañado por un marcado recorte en las partidas presupuestarias, lo que ha exacerbado la ya compleja situación económica de gran parte de la población, que sufría previamente los efectos de una fuerte inflación.
"La realidad es que prácticamente todas las partidas del gasto primario están cayendo, no hay ninguna partida del gasto que esté subiendo y (el superávit) es mucho más ajuste del gasto que aumento de los ingresos vía impuestos, porque los ingresos también están cayendo casi un 9 por ciento en el trimestre", explicó el director de análisis macroeconómico en el centro de investigación Suramericana Visión, en diálogo con Xinhua.
"Lo que más se ha recortado son las prestaciones sociales, teniendo las jubilaciones el mayor peso dentro de este recorte y explicando prácticamente la mitad del ajuste del gasto; les siguen el gasto de capital que estimamos que ha caído más de 87 por ciento, es decir que prácticamente no se ejecutó gasto de capital en el primer trimestre y obviamente esto tiene un impacto muy importante en la actividad económica", agregó.
El también exsecretario de Política Económica del Ministerio de Economía (2019-2022) precisó respecto de los primeros resultados fiscales que entre otras caídas que motivan el superávit se encuentran las transferencias a las provincias y la quita de subsidios, tornando aún más complicado el panorama social con una población que ahora debe afrontar mayores gastos que no necesariamente impulsan la actividad económica.
Sobre la viabilidad de mantener el equilibrio o el superávit durante los próximos meses, Morra sugirió que "el Gobierno va a hacer todo lo necesario para mantener el resultado fiscal" y acelerar la reducción inflacionaria a pesar de que esto implique que se profundice la contracción de la economía.
Algunos indicadores oficiales, paralelos al superávit fiscal, reflejan que la actividad económica argentina acumuló en el primer bimestre una caída del 3,6 por ciento interanual y acumula cuatro meses en contracción. Solo en febrero, esta retrocedió un 3,2 por ciento, siendo que la construcción cayó 19,1 por ciento, la industria manufacturera un 8,4 por ciento y el comercio 5,5 por ciento, entre los principales rubros afectados.
Pese a este dato, la inflación que alcanzó el año pasado niveles no vistos en tres décadas surge como "un problema social de primera categoría" cuyo combate se encuentra entre las prioridades de la gente, todo lo cual pudo haber explicado el apoyo de la mayoría de la población a la candidatura de Milei durante las elecciones y que una importante parte aún respalde su programa.
"El objetivo central del Gobierno es tratar de que la inflación baje lo más rápido posible y está poniendo todos los instrumentos para alcanzar ese objetivo; si lo consigue, tal vez la población se muestre dispuesta a hacer el sacrificio con tal de que alguien presente un programa que permita bajar la inflación", remarcó Morra.
A la fecha, el Ejecutivo ha logrado que el alza de precios baje de 25,5 por ciento mensual en diciembre a un nivel de 11 por ciento en marzo con proyecciones optimistas en el corto plazo. Según Morra, algunos salarios e ingresos "han encontrado su piso" y se han recuperado a partir de las negociaciones salariales, pero otros ingresos que dependían en gran medida de las partidas estatales profundizan su caída.
Siendo la baja inflacionaria el objetivo de la gestión de Milei, el conjunto de medidas apunta a seguir reduciendo el gasto para evitar que el Banco Central (BCRA) emita pesos; del lado de la entidad monetaria bajar la tasa de interés, que ha pasado de 133 por ciento a 60 por ciento en solo cuatro meses; por otro lado, se encuentra la recesión económica y la caída de los ingresos que también ayudarían a bajar los precios.
"Visto desde afuera parece que al Gobierno no le preocupa demasiado la recesión económica producto del ajuste, incluso parecería que es un instrumento más para que la inflación baje más rápido", añadió el economista.
La baja de la inflación a niveles bajos de un dígito se traduciría en una promesa cumplida del Gobierno, con lo cual conseguiría capital político para avanzar en el achicamiento del Estado "a su mínima expresión", según el experto.
"El Estado tiene un rol muy importante en los bienes y servicios públicos y en la distribución del ingreso, entonces es muy probable que si el actual Gobierno es exitoso, que puede serlo en términos de dar estabilidad a la macroeconomía, cuando se retire el Estado lo que vamos a tener como resultado es que se obtenga crecimiento, pero con una mayor desigualdad", señaló.
La contracara del eventual retiro estatal y la ausencia de planificación económica sería que la mejora de la productividad se concentre más en sectores como el de petróleo y gas, minería, el agro que, según el economista, "no son sectores excesivamente pujantes en empleo, por lo menos en los grandes centros urbanos del país, y tampoco permiten escalar en grados de desarrollo, en complejidad y en diversificación a nivel de estructura económica".
En la actualidad, la sociedad argentina se debate entre una parte que acompaña el programa de ajuste del presidente Milei dada la gravedad del problema inflacionario, y otra que ha comenzado a movilizarse por el ineludible aumento de la pobreza, el incremento del malestar social, y también por el recorte en áreas que tienen mucha valoración social como las universidades públicas.
"Yo creo que el Gobierno va a intentar ir por todo, con lo cual va a haber una conflictividad que va a ir en aumento, veremos qué ocurre; si baja la inflación creo que el Gobierno va a tener una carta adicional para avanzar con sus ideas de reformas que tienen que ver con una sociedad muy distinta a la que hoy tiene Argentina", concluyó Morra.
