BEIJING, 16 mar (Xinhua) -- Si Geppetto moldease a la Agencia Central de Inteligencia (CIA, siglas en inglés) de EE. UU. como un Pinocho moderno, su larga nariz podría competir con la extensión del muro fronterizo de Estados Unidos.
En sus 70 años de historia, la CIA se ha atrincherado en el engaño, orquestando golpes de Estado en otros países y vigilando de forma clandestina a los ciudadanos estadounidenses. China, percibida por Washington como "un competidor estratégico a largo plazo", no ha podido escapar de las campañas de distorsión de información de la entidad estadounidense.
Los medios de EE. UU. han reportado recientemente que la CIA formó un equipo clandestino de operativos que creaban personalidades virtuales para difundir narrativas despectivas sobre el Gobierno chino, para así desprestigiar a la iniciativa de la Franja y la Ruta, durante la Administración del expresidente Donald Trump.
Como ha remarcado el renombrado economista estadounidense Jeffrey Sachs, la CIA ha estado intentando socavar la estabilidad de China por décadas.
"El hecho de que la CIA estuviera tratando de socavar la estabilidad de China no es realmente una novedad, ya que hay evidencia de sobra de que Estados Unidos ha interferido en los asuntos internos chinos", dijo a Xinhua Sachs, director del Centro para el Desarrollo Sustentable de la Universidad de Columbia.
En su sitio web oficial, la entidad estadounidense se define a sí misma como "la primea línea de defensa de la nación". Sin embargo, para otros países, la CIA representa un frente de difamación.
Podemos encontrar un ejemplo patente de esta manipulación distorsionadora de la información en la Operación Mockingbird, un esfuerzo clandestino iniciado desde la era de la Guerra Fría. La CIA se infiltró e influyó en numerosos medios, utilizando el periodismo como arma para difundir propaganda que favorecía los intereses estadounidenses y desacreditaba a las ideologías contrarias.
Además, la participación histórica de la CIA en el derrocamiento de Gobiernos en Irán, Guatemala y Chile, por nombrar solo algunos, sirve como evidencia condenatoria de su voluntad de manipular información y eventos en pos de desestabilizar Gobiernos que Washington considera desfavorables.
Al tiempo que señala fervientemente a otros países acusándolos de interferencia en las elecciones estadounidenses y supuestas actividades de espionaje a través de TikTok, EE. UU. es el verdadero ladrón que grita "detengan al ladrón".
Por supuesto, esto es bastante inesperado, teniendo en cuenta la reputación de la CIA en el engaño. Después de todo, el exsecretario de Estado de EE. UU. Mike Pompeo, un destacado miembro del círculo político, una vez dijo, sin tapujos, "yo fui director de la CIA. Mentimos, engañamos, robamos ... Tenemos cursos de entrenamiento para llevar a cabo todo eso".
