BUENOS AIRES, 5 jun (Xinhua) -- La reciente declaración de los países que integran el G7 sobre un "de-risking" o "eliminación de riesgos" frente a China implica el reconocimiento por parte de Occidente de que una eventual desvinculación con la segunda economía del mundo "es una tarea imposible", consideró hoy lunes el académico e investigador argentino Santiago Bustelo.
"Yo creo que esta declaración lo que hace básicamente es reconocer que no hay forma de que en el siglo XXI, en una economía globalizada como la que vivimos hoy en día, sea posible separar, aislar o destruir los lazos comerciales o de inversión a través de decisiones políticas", sostuvo Bustelo en entrevista con Xinhua.
Reunidos en mayo pasado en Hiroshima, Japón, los líderes de los siete países que conforman el bloque emitieron un comunicado conjunto mediante el cual expusieron que no prevén desvincularse de China, sino "eliminar los riesgos".
Para el exasesor en el Ministerio argentino de Desarrollo Productivo (actual Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo), la utilización de este nuevo concepto "de-risking" constituye "un cambio en la retórica, y es una cierta adaptación y reconocimiento de esta imposibilidad de separar, de hacer un desacoplamiento".
Tras sugerir que una desvinculación plena es inviable, Bustelo señaló que este cambio de retórica "es un poco un artificio retórico", ya que "prevalecen los intentos de los países del G7, sobre todo de Estados Unidos, de tratar de contener y limitar el desarrollo económico de China".
"El objetivo último sigue siendo el mismo y por eso mismo existe todavía el peligro de que, guiados por estos objetivos políticos, algunos líderes de estos países, principalmente Estados Unidos, intenten forzar esta idea del desacople y que volvamos a caer en eso", enfatizó.
Para cumplir dicha "minimización de riesgos", los países del G7 podrían concentrar sus esfuerzos en ámbitos asociados a la industria de semiconductores o inclusive la militar además de eventualmente acentuar sus sanciones contra empresas chinas de alta tecnología, según el experto.
Sin embargo, cree que estos países no estarían en condiciones de llevar adelante un desacoplamoiento por el grado de interconectividad y de conexión entre la economía china con todas las otras economías del mundo, especialmente las de EE. UU. y China, expresó.
El actual investigador del Centro de Estudios Argentina-China de la Universidad de Buenos Aires imaginó los efectos de una desvinculación de las economías del G7 con China y aseguró que estos "serían dramáticos" especialmente "para los principales grupos económicos de Europa y Estados Unidos, los cuales tienen enormes intereses comerciales, financieros en China".
Además, indicó, que ya de facto el enfoque "de-risking" genera un impacto negativo en las cadenas globales de suministro al "socavar la libertad empresarial, económica y básicamente la competitividad a nivel mundial".
El analista explicó que si los países incurren en prohibir a sus empresas en invertir en determinados lugares, con China como ejemplo, terminan forzándolas y llevándolas a recalcular parámetros de la cadena de valor, generando posibles ineficiencias en dichas cadenas.
"Sin dudas, estas medidas implementadas por Estados Unidos y los países del G7 subvierten principios básicos a partir de los cuales se ha regido el sistema internacional y la economía global en las últimas décadas", advirtió el experto al tiempo que apuntó a medidas unilaterales violatorias de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y del sistema financiero mundial.
El también doctor en Política Internacional por la Universidad de Fudan, China, alertó además sobre el impacto que tendrá esta postura occidental en los desafíos globales vigentes como el cambio climático y la ineludible tarea mundial de acelerar la transición energética.
Con estas medidas "lo que van a lograr es un mundo más caótico en donde haya menos capacidad para organizar y coordinar a través de los distintos países las soluciones a los problemas globales que nos enfrentamos en el siglo 21 y que van a ser cada día más intensos, como el cambio climático, la inteligencia artificial o las emergencias sanitarias como fue la pandemia", comentó.
"Todos estos desafíos requieren un sistema internacional ordenado en base a reglas claras, con buenos canales de comunicación entre los países que permitan a tantos los países desarrollados como a los países en vías de desarrollo, coordinar acciones para enfrentarlas de forma mancomunada", acotó Bustelo.
