BEIJING, 19 abr (Xinhua) -- Las elecciones presidenciales de Ecuador demuestran la creciente incertidumbre en la política de América Latina bajo la pandemia de COVID-19, y menoscaba la competición ideológica entre la izquierda y la derecha, según Wang Peng, investigador asociado de la Academia China de Ciencias Sociales.
"Ante la recesión económica general en América Latina, los países se encuentran confundidos sobre su desarrollo, por eso aumentará la incertidumbre sobre sus tendencias políticas", enfatizó Wang en entrevista con Xinhua.
El Consejo Nacional Electoral de Ecuador anunció el domingo 18 los resultados oficiales de la segunda vuelta de la elección presidencial y confirmó el triunfo del candidato de la derecha, Guillermo Lasso, quien derrotó a Andrés Arauz, el aspirante de la izquierda apoyado por el expresidente Rafael Correa, la persona que más tiempo ha ocupado el cargo de manera ininterrumpida en el país.
A ojos de Wang, la victoria de la derecha no es sorprendente, teniendo en cuenta la existente división interna en el partido gobernante y su desempeño mediocre en la economía nacional en los últimos años.
Ecuador está enfrentando la peor crisis económica en su historia, según explicó, debido a la caída del precio del petróleo y la debilidad comercial, mientras la pandemia de COVID-19 empeoró la situación.
La economía del país registró una contracción del 7,8 por ciento en 2020 según el Banco Central de Ecuador, y los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) mostraron que la tasa de desempleo marcaba el 5,7 por ciento a febrero de 2021, la misma cifra que el mes anterior.
Bajo esta circunstancia, se han visto más protestas públicas contra las fracasadas políticas del gobierno, lo que resultó en la desconfianza y el giro hacia la derecha entre una parte de los votantes, comentó Wang.
Sin embargo, el académico consideró que esto no significa la victoria final para los elegidos de la derecha, quienes tampoco ofrecen mejores soluciones para sacar al país del dilema y enfrentarán el doble desafío de abordar la crisis económica y de salud al llegar al poder.
"La economía de Ecuador enfrenta problemas estructurales de largo plazo, como la simplificación económica y la distribución desigual, que determinan que difícilmente obtenga un crecimiento rápido ante la actual recesión y los precios de las materias primas", relató.
En la primera ronda de las elecciones ecuatorianas celebradas el 7 de febrero, Arauz estuvo delante con el 32,72 por ciento de los votos, mientras Lasso logró el 19,74 por ciento. Además, Yaku Pérez, el candidato indígena, obtuvo el 19,39 por ciento, pero quedó fuera de la segunda vuelta.
En la segunda ronda, Lasso venció con el 52,36 por ciento de los votos a Arauz, que logró el 47,64 por ciento. Además, en esta vuelta se contabilizó un total de 16,26 por ciento de votos nulos, un crecimiento del 6,76 por ciento en comparación del voto nulo del 9,5 por ciento en la primera.
Analizando los cambios en las cifras, no es difícil descubrir la vacilación de los votantes, enfatizó Wang.
"Paralelamente, además de Ecuador, muchos países latinoamericanos viven un disgusto contra el partido en el poder y la desconfianza en las formaciones tradicionales por la mala gestión de la pandemia y la economía, causa por la cual las elecciones sirven, en cierto sentido, como castigo hacia el gobierno, en vez de cambio ideológico", explicó el entrevistado.
En opinión del investigador, ante la decepción popular sobre el partido gobernante registrada en varios países destacados de América Latina, simplemente girar a la izquierda o a la derecha no cambiará fundamentalmente la situación.
"Después del cambio en el poder, los nuevos gobiernos seguirán estando restringidos por los factores arraigados, como la decreciente exportación de materias primas, la débil infraestructura y la corrupción. El descontento del público con los administrativos se irá acumulando", subrayó.
Citó el ejemplo de la primera ronda de las elecciones presidenciales peruanas el 11 de abril, en la que un total de 18 candidatos participaron pero ninguno de ellos captó más del 20 por ciento de los votos.
Por otro lado, en las elecciones municipales de Brasil el año pasado, el gran ganador fue la centro-derecha que busca una alternativa a la polarización entre el presidente Jair Bolsonaro y el líder socialista Lula da Silva.
"Debido a la fragmentación más grave que está experimentando el sistema político en América Latina, los resultados de las elecciones de cada país son más difíciles de predecir", recalcó Wang.
Sin embargo, destacó que el cambio en las preferencias de los votantes, en otro sentido, refleja el aumento de su demanda por los bienes públicos y la capacidad de gobernanza del gobierno.
"Este es un problema común entre muchos países en América Latina. Al fin y al cabo, los gobiernos tienen que reformar el sistema político y elevar sus capacidades para hacer frente a los desafíos crecientes, especialmente bajo la influencia actual de la COVID-19", concluyó.
