BEIJING, 11 feb (Xinhua) -- El presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Joe Biden, mantuvieron el jueves su primera conversación telefónica desde la entrada de este último a la Casa Blanca a finales de enero, enviando una serie de señales positivas a la comunidad mundial.
La primera señal positiva de esta llamada está integrada en el intercambio de saludos por el Año Nuevo Lunar entre los dos presidentes.
El Festival de la Primavera es una fiesta muy importante para los chinos. La conversación telefónica entre los dos jefes de Estado en la víspera del Año Nuevo Lunar marca un nuevo punto de partida para la comunicación directa, simboliza la buena voluntad de ambas partes y se ajusta a las expectativas de los chinos y de los estadounidenses, así como a las de la comunidad mundial en general.
La segunda señal positiva es la voluntad compartida de mantener la comunicación entre las dos partes. En su diálogo, los dos líderes acordaron mantener una comunicación cercana sobre las relaciones China-Estados Unidos y los asuntos de interés mutuo.
Biden dijo que Washington está preparado para tener un diálogo franco y constructivo con China bajo el espíritu de respeto mutuo, y para mejorar el entendimiento mutuo y evitar la mala comunicación y errores de cálculo.
Esto tiene un significado positivo para que Beijing y Washington disipen los malentendidos y entablen un diálogo normalizado.
En los últimos años, los lazos entre China y EE. UU. han enfrentado las dificultades más graves desde el establecimiento de relaciones diplomáticas bilaterales.
Algunos políticos en Washington, que siguen estancados en la mentalidad de la Guerra Fría, vieron en China una grave amenaza para Estados Unidos. Implementaron una serie de políticas que se entrometieron en los asuntos internos de China y dañaron los intereses del pueblo chino. Incluso intentaron desacoplar a los dos países y abogar por una nueva Guerra Fría.
Con la inauguración de la Administración Biden, devolver la relación China-EE. UU. al camino correcto se ha convertido en una aspiración común de la comunidad internacional.
Al observar las relaciones entre las dos mayores economías del mundo, uno debe abstenerse de poner su mirada en los temas en los que los dos países están en desacuerdo y, en cambio, ver el panorama general.
Es bastante normal que Beijing y Washington no estén de acuerdo en algunas cuestiones. Ante esos desacuerdos, las dos partes deben respetarse mutuamente, tratarse como iguales y gestionar sus diferencias de manera constructiva.
Una forma de lidiar con esas diferencias es a través de restablecer mecanismos de diálogo para comprender con precisión las intenciones políticas de cada uno.
La tercera señal positiva se dedica al reconocimiento del espíritu de cooperación. La historia y la realidad muestran claramente que China y Estados Unidos ganan con la cooperación y pierden con la confrontación, y que el diálogo siempre es mejor que la fricción.
En las más de cuatro décadas desde que los dos países establecieron relaciones diplomáticas, los lazos China-EE. UU. se han convertido en unos de los bilaterales más entrelazados del mundo, al incluir amplias áreas de cooperación y extensos terrenos de interés común.
La cooperación corresponde a los intereses fundamentales de ambas partes y representa una tendencia popular que no se puede revertir.
En la arena mundial, la cooperación entre China y Estados Unidos puede lograr mucho. Los dos países han luchado juntos contra el terrorismo, abordado la crisis financiera y económica mundial de 2008, combatido la epidemia de ébola y colaborado en el acuerdo climático de París.
Mientras el mundo está experimentando una transformación nunca vista en un siglo, agravada por la pandemia de COVID-19, China y Estados Unidos deben asumir sus responsabilidades como grandes países para abordar, de forma conjunta, los desafíos globales.
También deben esforzarse por mantener la estabilidad en la región de Asia-Pacífico y promover la paz y el desarrollo mundiales.
En estos momentos, la que es posiblemente la relación bilateral más importante del mundo se encuentra en una coyuntura nueva y crítica, y la diplomacia de los jefes de Estado puede desempeñar un papel de guía insustituible.
Mirando hacia el futuro, los dos países deben hacer esfuerzos conjuntos en la misma dirección, seguir el espíritu del no conflicto, la no confrontación, el respeto mutuo y la cooperación de beneficio mutuo, centrarse en la cooperación, gestionar sus diferencias y trabajar por el sólido y estable desarrollo de las relaciones entre China y Estados Unidos.
