ESPECIAL: Políticas migratorias Trump dejan dañada imagen internacional de EE. UU.
                 Spanish.xinhuanet.com | 2021-01-20 22:04:35

BEIJING, 20 ene (Xinhua) -- Con sus discursos agresivos contra los inmigrantes y sus medidas que violan los derechos humanos, las políticas migratorias del Gobierno de Donald Trump no solo han dañado a los que buscan el "sueño americano", sino que también dejan una mancha en la imagen internacional de la autoproclamada "tierra de la libertad" y "faro de la democracia".

SEPARACIÓN DE FAMILIAS

Sin duda alguna, las políticas migratorias han sido un foco del mandato presidencial de Trump que concluye este miércoles.

Según una investigación concluida en julio de 2020 por el estadounidense Instituto de Política Migratoria, Trump había firmado más de 400 órdenes acerca del tema de inmigración, muchas de las cuales fueron muy controvertidas.

En abril de 2018, la Administración Trump instituyó la política de "tolerancia cero", separando a los niños migrantes de sus padres en la frontera sur de EE. UU., después de comenzar a dividir a esas familias ya desde 2017 a través de un programa piloto.

Aunque Trump, sometido a críticas feroces tanto a nivel nacional como internacional, tuvo que detener esas medidas despiadadas a fines de junio de 2018, un total de 2.737 menores ya habían sido separados de sus familias, algunos de ellos bebés menores de un año, según datos oficiales.

Los niños no deben ser arrebatados a sus padres migrantes, dijo el 19 de junio de ese año la directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Henrietta Fore, en referencia a la controvertida práctica de Estados Unidos.

"Los niños, sin importar de dónde vienen o cuál es su estatus migratorio, son niños antes que nada. Aquellos que no tuvieron más opción que huir de su hogar tienen el derecho de ser protegidos, de tener acceso a servicios esenciales y de estar con sus familias", añadió.

Desafortunadamente, muchos de esos menores de edad todavía no se han reunido con sus familias debido a que sus padres fueron repatriados. De acuerdo con reportes de medios estadounidenses, 545 niños migrantes seguían sin encontrar a sus padres en octubre de 2020.

"El legado más nefasto que van a dejar estos cuatro años es el absoluto desprecio a los derechos humanos, una causa que por muchas décadas EE. UU. abanderó (...) Ya hay un racismo descarnado", dijo el historiador y politólogo Mario Ojeda Revah, de la Universidad Nacional Autónoma de México, en entrevista con Xinhua.

FALTA DE PROTECCIÓN NECESARIA ANTE COVID-19

Pese a la rápida propagación de la pandemia de COVID-19 en todo el mundo, EE. UU. optó por seguir deportando en masa a los inmigrantes sin prestar mucha atención a los protocolos sanitarios necesarios, lo que puso a los países vecinos en riesgo.

El 26 de marzo de 2020, un avión con 42 inmigrantes deportados llegó a Guatemala y 24 de ellos dieron positivo por el nuevo coronavirus. En aquel entonces, había menos de 30 casos confirmados en el país centroamericano.

Posteriormente, Haití, Jamaica y Colombia, entre otros países, reportaron un considerable número de casos confirmados de COVID-19 en vuelos que repatriaban inmigrantes desde Estados Unidos.

Migrantes deportados narraron a Xinhua que las medidas sanitarias eran escasas en los poblados centros de detención migratoria y en el camino a sus países de origen.

"Ni jabón de manos para desinfectarse ni desinfectante nos llevaron nunca", afirmó el guatemalteco Marvin Canahuí, quien estuvo detenido en una cárcel migratoria de Luisiana (EE. UU.) antes de su deportación en abril del año pasado.

Uno de los migrantes colombianos mencionó al medio local que antes de la deportación solo les hicieron exámenes sencillos: temperatura y presión arterial.

El 17 de abril de 2020, el Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes de EE. UU. reveló que el director interino del Servicio de Inmigración y Aduanas, Matthew Albence, les había confirmado en una audiencia que la agencia no había hecho pruebas rutinarias a los detenidos antes de deportarlos.

"Eso de aliados con EE. UU. no es cierto. Guatemala es aliado de Estados Unidos, EE. UU. no es aliado de Guatemala", reclamó el presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, durante un diálogo virtual con el académico Centro de Latinoamérica del Atlantic Council, con sede en Washington, el pasado 21 de mayo, recriminando a la Administración Trump la deportación de migrantes contagiados de COVID-19.

Es "aún más irónico que EE. UU., con el mayor número de casos de coronavirus en el mundo, esté ahora propagando conscientemente la pandemia más allá de sus fronteras al continuar deportando a miles de inmigrantes, muchos infectados con el coronavirus, a países pobres y mal equipados para hacer frente a la enfermedad", escribió un editorial del periódico "The New York Times" publicado el 18 de junio de 2020.

MEDIDAS CONTRAPRODUCENTES

El 12 de enero de 2021, a pocos días de concluir su mandato y en su primera aparición pública después de los disturbios en el Capitolio, Trump inspeccionó el muro fronterizo diseñado para controlar la inmigración ilegal en el sur del país.

En los pasados cuatro años no han cesado las controversias en torno al muro en la frontera entre EE. UU. y México.

Durante su campaña electoral en 2016, Trump calificó de "violadores", "criminales" y "traficantes de drogas" a los inmigrantes y prometió construir un "infranqueable, grande y hermoso muro" que acabaría pagando México.

El 30 de mayo de 2019, Trump anunció que EE. UU. impondría un arancel adicional del 5 por ciento a todos los productos mexicanos a partir del 10 de junio de ese mismo año para obligar a México a lidiar con la inmigración ilegal que llegaba al vecino norteño a través de su frontera.

De igual manera, con amenazas de represalias, EE. UU. logró firmar acuerdos con Guatemala, El Salvador y Honduras para convertirlos en "tercero país seguro" para los migrantes solicitantes de asilo.

Esta serie de amenazas y prácticas provocadoras han dañado las relaciones de la potencia con sus vecinos y han recibido críticas de líderes políticos, analistas y medios de comunicación latinoamericanos.

Sin embargo, las medidas no han logrado un resultado satisfactorio para la Administración Trump. Según cifras del Servicio de Investigación del Congreso de EE. UU., el número de inmigrantes ilegales creció notablemente en 2018 y 2019.

 
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ESPECIAL: Políticas migratorias Trump dejan dañada imagen internacional de EE. UU.

Spanish.xinhuanet.com 2021-01-20 22:04:35

BEIJING, 20 ene (Xinhua) -- Con sus discursos agresivos contra los inmigrantes y sus medidas que violan los derechos humanos, las políticas migratorias del Gobierno de Donald Trump no solo han dañado a los que buscan el "sueño americano", sino que también dejan una mancha en la imagen internacional de la autoproclamada "tierra de la libertad" y "faro de la democracia".

SEPARACIÓN DE FAMILIAS

Sin duda alguna, las políticas migratorias han sido un foco del mandato presidencial de Trump que concluye este miércoles.

Según una investigación concluida en julio de 2020 por el estadounidense Instituto de Política Migratoria, Trump había firmado más de 400 órdenes acerca del tema de inmigración, muchas de las cuales fueron muy controvertidas.

En abril de 2018, la Administración Trump instituyó la política de "tolerancia cero", separando a los niños migrantes de sus padres en la frontera sur de EE. UU., después de comenzar a dividir a esas familias ya desde 2017 a través de un programa piloto.

Aunque Trump, sometido a críticas feroces tanto a nivel nacional como internacional, tuvo que detener esas medidas despiadadas a fines de junio de 2018, un total de 2.737 menores ya habían sido separados de sus familias, algunos de ellos bebés menores de un año, según datos oficiales.

Los niños no deben ser arrebatados a sus padres migrantes, dijo el 19 de junio de ese año la directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Henrietta Fore, en referencia a la controvertida práctica de Estados Unidos.

"Los niños, sin importar de dónde vienen o cuál es su estatus migratorio, son niños antes que nada. Aquellos que no tuvieron más opción que huir de su hogar tienen el derecho de ser protegidos, de tener acceso a servicios esenciales y de estar con sus familias", añadió.

Desafortunadamente, muchos de esos menores de edad todavía no se han reunido con sus familias debido a que sus padres fueron repatriados. De acuerdo con reportes de medios estadounidenses, 545 niños migrantes seguían sin encontrar a sus padres en octubre de 2020.

"El legado más nefasto que van a dejar estos cuatro años es el absoluto desprecio a los derechos humanos, una causa que por muchas décadas EE. UU. abanderó (...) Ya hay un racismo descarnado", dijo el historiador y politólogo Mario Ojeda Revah, de la Universidad Nacional Autónoma de México, en entrevista con Xinhua.

FALTA DE PROTECCIÓN NECESARIA ANTE COVID-19

Pese a la rápida propagación de la pandemia de COVID-19 en todo el mundo, EE. UU. optó por seguir deportando en masa a los inmigrantes sin prestar mucha atención a los protocolos sanitarios necesarios, lo que puso a los países vecinos en riesgo.

El 26 de marzo de 2020, un avión con 42 inmigrantes deportados llegó a Guatemala y 24 de ellos dieron positivo por el nuevo coronavirus. En aquel entonces, había menos de 30 casos confirmados en el país centroamericano.

Posteriormente, Haití, Jamaica y Colombia, entre otros países, reportaron un considerable número de casos confirmados de COVID-19 en vuelos que repatriaban inmigrantes desde Estados Unidos.

Migrantes deportados narraron a Xinhua que las medidas sanitarias eran escasas en los poblados centros de detención migratoria y en el camino a sus países de origen.

"Ni jabón de manos para desinfectarse ni desinfectante nos llevaron nunca", afirmó el guatemalteco Marvin Canahuí, quien estuvo detenido en una cárcel migratoria de Luisiana (EE. UU.) antes de su deportación en abril del año pasado.

Uno de los migrantes colombianos mencionó al medio local que antes de la deportación solo les hicieron exámenes sencillos: temperatura y presión arterial.

El 17 de abril de 2020, el Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes de EE. UU. reveló que el director interino del Servicio de Inmigración y Aduanas, Matthew Albence, les había confirmado en una audiencia que la agencia no había hecho pruebas rutinarias a los detenidos antes de deportarlos.

"Eso de aliados con EE. UU. no es cierto. Guatemala es aliado de Estados Unidos, EE. UU. no es aliado de Guatemala", reclamó el presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, durante un diálogo virtual con el académico Centro de Latinoamérica del Atlantic Council, con sede en Washington, el pasado 21 de mayo, recriminando a la Administración Trump la deportación de migrantes contagiados de COVID-19.

Es "aún más irónico que EE. UU., con el mayor número de casos de coronavirus en el mundo, esté ahora propagando conscientemente la pandemia más allá de sus fronteras al continuar deportando a miles de inmigrantes, muchos infectados con el coronavirus, a países pobres y mal equipados para hacer frente a la enfermedad", escribió un editorial del periódico "The New York Times" publicado el 18 de junio de 2020.

MEDIDAS CONTRAPRODUCENTES

El 12 de enero de 2021, a pocos días de concluir su mandato y en su primera aparición pública después de los disturbios en el Capitolio, Trump inspeccionó el muro fronterizo diseñado para controlar la inmigración ilegal en el sur del país.

En los pasados cuatro años no han cesado las controversias en torno al muro en la frontera entre EE. UU. y México.

Durante su campaña electoral en 2016, Trump calificó de "violadores", "criminales" y "traficantes de drogas" a los inmigrantes y prometió construir un "infranqueable, grande y hermoso muro" que acabaría pagando México.

El 30 de mayo de 2019, Trump anunció que EE. UU. impondría un arancel adicional del 5 por ciento a todos los productos mexicanos a partir del 10 de junio de ese mismo año para obligar a México a lidiar con la inmigración ilegal que llegaba al vecino norteño a través de su frontera.

De igual manera, con amenazas de represalias, EE. UU. logró firmar acuerdos con Guatemala, El Salvador y Honduras para convertirlos en "tercero país seguro" para los migrantes solicitantes de asilo.

Esta serie de amenazas y prácticas provocadoras han dañado las relaciones de la potencia con sus vecinos y han recibido críticas de líderes políticos, analistas y medios de comunicación latinoamericanos.

Sin embargo, las medidas no han logrado un resultado satisfactorio para la Administración Trump. Según cifras del Servicio de Investigación del Congreso de EE. UU., el número de inmigrantes ilegales creció notablemente en 2018 y 2019.

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