ESPECIAL: Escuela cubana de wushu celebra primer cuarto de siglo

Actualizado 2020-10-26 01:24:14 | Spanish. xinhuanet. com

Por Raúl Menchaca

CUBA-HABANA-CHINA-ESCUELA-ANIVERSARIO

Imagen del 24 de octubre de 2020 de la cubana, Meyling Wong Chiu, de 34 años y ganadora de doble medalla de oro en el I Torneo Mundial de Wushu celebrado en 2004 en la provincia central de Henan, China, realizando una presentación durante la conmemoración del 25 aniversario de la Escuela Cubana de Wushu y Qigong de Salud en el Barrio Chino de La Habana, capital de Cuba. El wushu y el qigong eran dos modalidades de las artes marciales casi desconocidas en Cuba, donde apenas eran practicadas por un grupo de chinos y sus familias en el Barrio Chino de La Habana. Sin embargo, todo cambió en octubre de 1995, cuando Roberto Vargas Lee regresó a Cuba después de estudiar en China y fundó la Escuela Cubana de Wushu y Qigong de Salud. (Xinhua/Joaquín Hernández)

LA HABANA, 25 oct (Xinhua) -- El wushu y el qigong eran dos modalidades de las artes marciales casi desconocidas en Cuba, donde apenas eran practicadas por un grupo de chinos y sus familias en el Barrio Chino de La Habana.

Sin embargo, todo cambió en octubre de 1995, cuando Roberto Vargas Lee regresó a Cuba después de estudiar en China y fundó la Escuela Cubana de Wushu y Qigong de Salud.

Desde entonces, aquel núcleo inicial que reunió a niños, adultos y ancianos en un viejo cine del barrio chino habanero, creció para convertirse en la actualidad en un sólido movimiento de practicantes que reúne a más de 8.000 personas en todas las provincias de la isla.

"Para mi hoy es un gran sueño, porque esto empezó como un legado, como una herencia de mis maestros", dijo Vargas Lee a Xinhua.

La escuela fue fundada con el objetivo de desarrollar las artes marciales chinas y la práctica de ejercicios terapéuticos y, al mismo tiempo, contribuir en el rescate de la cultura y tradiciones chinas.

Ese objetivo no ha sido abandonado por el maestro, un habanero de 54 años quien posee sexto duan en Wushu, en Daoyin Yangsheng Gong y en Quanshen Qigong, además de quinto en karate Joshinmon.

"Aspiramos a incorporar esta práctica a la educación física e incorporarla en todos los rincones del país donde haya que educar, porque esto es un arte que forma realmente al hombre en el pensamiento y en toda su integralidad", afirmó con seguridad.

Buena parte de los practicantes son adultos y personas de la tercera edad que buscan beneficios para la salud, pero también crece la cantidad de niños y jóvenes que se incorporan a la práctica de esas milenarias artes marciales.

Y un buen ejemplo de eso es la joven Meyling Wong Chiu, quien se incorporó a la escuela cuando tenía nueve años y hoy con 34 estudia su doctorado en la Universidad del Deporte de Beijing, después de ser ganadora de doble medalla de oro en el I Torneo Mundial de Wushu, celebrado en la provincia central china de Henan, en 2004.

La joven, que es nieta de chinos, recuerda que entró en la escuela por embullo (broma), sin saber muy bien de qué se trataba, pero la práctica diaria la fue introduciendo poco a poco en un mundo desconocido que aprendió a querer.

"La escuela me ayudó a formar mi disciplina, mi voluntad, constancia y perseverancia, cosas que uno tiene que tener en la vida, porque todo en la vida lleva sacrificio", explicó la joven, quien desde hace siete meses está en La Habana sin poder regresar a China por los efectos de la pandemia.

En el extremo de la pirámide de edades está Ana Li, una anciana de 88 años que aún realiza cada día sus ejercicios y es capaz de bailar la danza del león chino, aunque asistida de cerca por su hijo Vargas Lee.

Aunque asume que le queda mucho por andar para continuar materializando la práctica del wushu y el qigong y difundiendo la cultura china en Cuba, Vargas Lee confía que en el futuro la escuela quede bajo la dirección de Meyling o de algún otro joven formado por él en estos años.

"Hay jóvenes que se están preparando a mi alrededor, no sólo en La Habana, porque tenemos un movimiento impresionante que me hace estar seguro de que esta obra perdurará", afirmó el maestro.

Pocos dudan de esa afirmación, porque cada mañana, en muchos parques de la isla, se puede ver a decenas de personas practicando wushu o qigong, dos modalidades que aparecieron en la isla hace un cuarto de siglo, pero parecen estar ya integradas a la cultura cubana.

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Spanish.xinhuanet.com 2020-10-26 01:24:14

Por Raúl Menchaca

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Imagen del 24 de octubre de 2020 de la cubana, Meyling Wong Chiu, de 34 años y ganadora de doble medalla de oro en el I Torneo Mundial de Wushu celebrado en 2004 en la provincia central de Henan, China, realizando una presentación durante la conmemoración del 25 aniversario de la Escuela Cubana de Wushu y Qigong de Salud en el Barrio Chino de La Habana, capital de Cuba. El wushu y el qigong eran dos modalidades de las artes marciales casi desconocidas en Cuba, donde apenas eran practicadas por un grupo de chinos y sus familias en el Barrio Chino de La Habana. Sin embargo, todo cambió en octubre de 1995, cuando Roberto Vargas Lee regresó a Cuba después de estudiar en China y fundó la Escuela Cubana de Wushu y Qigong de Salud. (Xinhua/Joaquín Hernández)

LA HABANA, 25 oct (Xinhua) -- El wushu y el qigong eran dos modalidades de las artes marciales casi desconocidas en Cuba, donde apenas eran practicadas por un grupo de chinos y sus familias en el Barrio Chino de La Habana.

Sin embargo, todo cambió en octubre de 1995, cuando Roberto Vargas Lee regresó a Cuba después de estudiar en China y fundó la Escuela Cubana de Wushu y Qigong de Salud.

Desde entonces, aquel núcleo inicial que reunió a niños, adultos y ancianos en un viejo cine del barrio chino habanero, creció para convertirse en la actualidad en un sólido movimiento de practicantes que reúne a más de 8.000 personas en todas las provincias de la isla.

"Para mi hoy es un gran sueño, porque esto empezó como un legado, como una herencia de mis maestros", dijo Vargas Lee a Xinhua.

La escuela fue fundada con el objetivo de desarrollar las artes marciales chinas y la práctica de ejercicios terapéuticos y, al mismo tiempo, contribuir en el rescate de la cultura y tradiciones chinas.

Ese objetivo no ha sido abandonado por el maestro, un habanero de 54 años quien posee sexto duan en Wushu, en Daoyin Yangsheng Gong y en Quanshen Qigong, además de quinto en karate Joshinmon.

"Aspiramos a incorporar esta práctica a la educación física e incorporarla en todos los rincones del país donde haya que educar, porque esto es un arte que forma realmente al hombre en el pensamiento y en toda su integralidad", afirmó con seguridad.

Buena parte de los practicantes son adultos y personas de la tercera edad que buscan beneficios para la salud, pero también crece la cantidad de niños y jóvenes que se incorporan a la práctica de esas milenarias artes marciales.

Y un buen ejemplo de eso es la joven Meyling Wong Chiu, quien se incorporó a la escuela cuando tenía nueve años y hoy con 34 estudia su doctorado en la Universidad del Deporte de Beijing, después de ser ganadora de doble medalla de oro en el I Torneo Mundial de Wushu, celebrado en la provincia central china de Henan, en 2004.

La joven, que es nieta de chinos, recuerda que entró en la escuela por embullo (broma), sin saber muy bien de qué se trataba, pero la práctica diaria la fue introduciendo poco a poco en un mundo desconocido que aprendió a querer.

"La escuela me ayudó a formar mi disciplina, mi voluntad, constancia y perseverancia, cosas que uno tiene que tener en la vida, porque todo en la vida lleva sacrificio", explicó la joven, quien desde hace siete meses está en La Habana sin poder regresar a China por los efectos de la pandemia.

En el extremo de la pirámide de edades está Ana Li, una anciana de 88 años que aún realiza cada día sus ejercicios y es capaz de bailar la danza del león chino, aunque asistida de cerca por su hijo Vargas Lee.

Aunque asume que le queda mucho por andar para continuar materializando la práctica del wushu y el qigong y difundiendo la cultura china en Cuba, Vargas Lee confía que en el futuro la escuela quede bajo la dirección de Meyling o de algún otro joven formado por él en estos años.

"Hay jóvenes que se están preparando a mi alrededor, no sólo en La Habana, porque tenemos un movimiento impresionante que me hace estar seguro de que esta obra perdurará", afirmó el maestro.

Pocos dudan de esa afirmación, porque cada mañana, en muchos parques de la isla, se puede ver a decenas de personas practicando wushu o qigong, dos modalidades que aparecieron en la isla hace un cuarto de siglo, pero parecen estar ya integradas a la cultura cubana.

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