Sólo aplanando curva de contagios será posible reactivar economía en América Latina: CEPAL y OPS

Actualizado 2020-07-31 03:41:20 | Spanish. xinhuanet. com

SANTIAGO, 30 jul (Xinhua) -- La reactivación de las economías de América Latina y el Caribe está supeditada al aplanamiento de la curva de contagios de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19), que suma más de 4,5 millones de casos en la región, según un informe difundido hoy por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El documento, elaborado de manera conjunta por la CEPAL y la OPS, presentado durante una conferencia virtual, propone un enfoque con tres fases que incluyen la adopción de políticas de salud, económicas, sociales y productivas, dirigidas a controlar y mitigar los efectos de la pandemia, reactivar con protección y reconstruir de manera sostenible e inclusiva.

"Una importante cantidad de países está lejos de alcanzar un aplanamiento sostenido y significativo de la curva de contagios. En el plano social y económico, la pandemia ha desatado una inédita crisis económica y social, y si no se toman medidas urgentes, podría transformarse en una crisis alimentaria y humanitaria", con importantes aumentos en la pobreza, la desigualdad y la vulnerabilidad de sus habitantes, alertaron los organismos.

La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, afirmó que la pandemia ha dejado en evidencia las debilidades estructurales de los sistemas de salud y la falta de recursos estatales dirigidos a esa área.

Agregó que "la salud es parte del capital humano, afecta la productividad y desempeño social y económico de las personas. Es un área económica que además tiene una gran cantidad de trabajadores, de encadenamientos productivos y es un generador de empleo e inversiones de gran peso para la generación del crecimiento".

Al respecto, la directora de la OPS, Carissa F. Etienne, se refirió a los requerimientos de los "sistemas de salud sólidos y bien financiados para superar la crisis".

"Invertir en salud pública hasta alcanzar al menos un 6 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto), con particular énfasis en la atención primaria en salud es proteger los logros alcanzados en salud, pero también asegurar el desarrollo sostenible y hacer frente a la creciente pobreza y desigualdades en la región", agregó.

Según el informe "Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar el COVID-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe", la pandemia ha provocado la recesión más abrupta de la historia que, de acuerdo con las proyecciones, implicará una caída del crecimiento regional de 9,1 por ciento en 2020, acompañado de un alza en el desempleo alcanzando una tasa cercana a 13,5 por ciento.

La investigación también apunta al impacto de la pandemia en el incremento de la tasa de pobreza, hasta el 37,3 por ciento de la población, además de una agudización de la desigualdad con un alza promedio en el índice de Gini de 4,9 puntos porcentuales.

En tanto, los sistemas de salud de los países de la región, que ya estaban subfinanciados y fragmentados antes de la llegada de la COVID-19, enfrentan este desafío con debilidades en el ejercicio de la función de rectoría de las autoridades de salud, a la vez que la disponibilidad promedio de médicos y de camas hospitalarias no llega ni a la mitad de la que tienen países más desarrollados.

Se suma que la atención de otras enfermedades se ha pospuesto o interrumpido, lo cual empieza a reflejarse en un exceso de mortalidad que señala los profundos efectos del desplazamiento tanto de la oferta como en la demanda de servicios.

El estudio dejó en evidencia que el gasto público en salud solo alcanza en promedio el 3,7 por ciento del PIB, mientras que una amplia parte de los recursos es aportado por la ciudadanía.

Por ello, una tercera parte de la población enfrenta algún tipo de barrera para acceder a los servicios de salud que necesita.

En la dinámica de los contagios también influye el alto grado de urbanización y metropolización y los déficits acumulados en las urbes en materia de hacinamiento, falta de servicios de agua y saneamiento, y transporte público atestado.

Para enfrentar la pandemia y sus efectos a corto y largo plazos, la CEPAL y la OPS plantearon un conjunto de principios para la acción y políticas, y una amplia gama de medidas de salud, sociales y económicas a desplegarse en tres fases no lineales e interrelacionadas: control, reactivación y reconstrucción.

Esto significa que no hay apertura económica posible sin que la curva de contagios haya sido controlada, y no hay reactivación posible sin un plan claro tendiente a evitar el repunte de los contagios.

En esta línea, las medidas sanitarias dirigidas a controlar la pandemia (entre ellas cuarentena y distanciamiento social) deben implementarse articuladamente con las medidas sociales y económicas dirigidas a atenuar los efectos de la crisis, pues estas últimas facilitan su cumplimiento.

A su vez, reconstruir mejor implica promover el desarrollo sostenible e inclusivo con la igualdad en el centro, avanzando en la transformación productiva y en la creación de un estado de bienestar.

Estas medidas complementan las recomendaciones de los organismos internacionales sobre la entrega de un ingreso básico de emergencia, equivalente al valor de una línea regional de pobreza a toda la población de América Latina y el Caribe en situación de pobreza y la provisión de un bono contra el hambre.

 
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Sólo aplanando curva de contagios será posible reactivar economía en América Latina: CEPAL y OPS

Spanish.xinhuanet.com 2020-07-31 03:41:20

SANTIAGO, 30 jul (Xinhua) -- La reactivación de las economías de América Latina y el Caribe está supeditada al aplanamiento de la curva de contagios de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19), que suma más de 4,5 millones de casos en la región, según un informe difundido hoy por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El documento, elaborado de manera conjunta por la CEPAL y la OPS, presentado durante una conferencia virtual, propone un enfoque con tres fases que incluyen la adopción de políticas de salud, económicas, sociales y productivas, dirigidas a controlar y mitigar los efectos de la pandemia, reactivar con protección y reconstruir de manera sostenible e inclusiva.

"Una importante cantidad de países está lejos de alcanzar un aplanamiento sostenido y significativo de la curva de contagios. En el plano social y económico, la pandemia ha desatado una inédita crisis económica y social, y si no se toman medidas urgentes, podría transformarse en una crisis alimentaria y humanitaria", con importantes aumentos en la pobreza, la desigualdad y la vulnerabilidad de sus habitantes, alertaron los organismos.

La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, afirmó que la pandemia ha dejado en evidencia las debilidades estructurales de los sistemas de salud y la falta de recursos estatales dirigidos a esa área.

Agregó que "la salud es parte del capital humano, afecta la productividad y desempeño social y económico de las personas. Es un área económica que además tiene una gran cantidad de trabajadores, de encadenamientos productivos y es un generador de empleo e inversiones de gran peso para la generación del crecimiento".

Al respecto, la directora de la OPS, Carissa F. Etienne, se refirió a los requerimientos de los "sistemas de salud sólidos y bien financiados para superar la crisis".

"Invertir en salud pública hasta alcanzar al menos un 6 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto), con particular énfasis en la atención primaria en salud es proteger los logros alcanzados en salud, pero también asegurar el desarrollo sostenible y hacer frente a la creciente pobreza y desigualdades en la región", agregó.

Según el informe "Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar el COVID-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe", la pandemia ha provocado la recesión más abrupta de la historia que, de acuerdo con las proyecciones, implicará una caída del crecimiento regional de 9,1 por ciento en 2020, acompañado de un alza en el desempleo alcanzando una tasa cercana a 13,5 por ciento.

La investigación también apunta al impacto de la pandemia en el incremento de la tasa de pobreza, hasta el 37,3 por ciento de la población, además de una agudización de la desigualdad con un alza promedio en el índice de Gini de 4,9 puntos porcentuales.

En tanto, los sistemas de salud de los países de la región, que ya estaban subfinanciados y fragmentados antes de la llegada de la COVID-19, enfrentan este desafío con debilidades en el ejercicio de la función de rectoría de las autoridades de salud, a la vez que la disponibilidad promedio de médicos y de camas hospitalarias no llega ni a la mitad de la que tienen países más desarrollados.

Se suma que la atención de otras enfermedades se ha pospuesto o interrumpido, lo cual empieza a reflejarse en un exceso de mortalidad que señala los profundos efectos del desplazamiento tanto de la oferta como en la demanda de servicios.

El estudio dejó en evidencia que el gasto público en salud solo alcanza en promedio el 3,7 por ciento del PIB, mientras que una amplia parte de los recursos es aportado por la ciudadanía.

Por ello, una tercera parte de la población enfrenta algún tipo de barrera para acceder a los servicios de salud que necesita.

En la dinámica de los contagios también influye el alto grado de urbanización y metropolización y los déficits acumulados en las urbes en materia de hacinamiento, falta de servicios de agua y saneamiento, y transporte público atestado.

Para enfrentar la pandemia y sus efectos a corto y largo plazos, la CEPAL y la OPS plantearon un conjunto de principios para la acción y políticas, y una amplia gama de medidas de salud, sociales y económicas a desplegarse en tres fases no lineales e interrelacionadas: control, reactivación y reconstrucción.

Esto significa que no hay apertura económica posible sin que la curva de contagios haya sido controlada, y no hay reactivación posible sin un plan claro tendiente a evitar el repunte de los contagios.

En esta línea, las medidas sanitarias dirigidas a controlar la pandemia (entre ellas cuarentena y distanciamiento social) deben implementarse articuladamente con las medidas sociales y económicas dirigidas a atenuar los efectos de la crisis, pues estas últimas facilitan su cumplimiento.

A su vez, reconstruir mejor implica promover el desarrollo sostenible e inclusivo con la igualdad en el centro, avanzando en la transformación productiva y en la creación de un estado de bienestar.

Estas medidas complementan las recomendaciones de los organismos internacionales sobre la entrega de un ingreso básico de emergencia, equivalente al valor de una línea regional de pobreza a toda la población de América Latina y el Caribe en situación de pobreza y la provisión de un bono contra el hambre.

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