COMENTARIO: Síndrome de vapuleo a China hace a la pandemia por coronavirus aún más letal
                 Spanish.xinhuanet.com | 2020-04-06 13:26:14

BEIJING, 6 abr (Xinhua) -- En una carrera global por salvar vidas y controlar la pandemia de coronavirus, algunos políticos y medios de comunicación en Occidente parecen estar involucrados en una competencia para vapulear a China, publicando teorías perversas una tras otra desde el comienzo del brote.

Cuando China acababa de entrar en la batalla contra la COVID-19, cuestionaron su transparencia. Más tarde acusaron a Beijing de violar los derechos humanos por tomar las medidas de cuarentena necesarias y reforzaron sus comentarios racistas. Ahora parecen estar concentrando sus cañones en criticar la asistencia exterior de China.

Intentan etiquetar la ayuda de China como acciones de "diplomacia de mascarillas" y distorsionan la asistencia de Beijing, ya sea argumentando que es parte de una campaña para mejorar su imagen, una pugna geopolítica o un alarde de victoria ideológica. Parece que eligen creer en cualquier cosa menos en la buena voluntad de China.

Para que conste, China hasta ahora ha ofrecido ayuda a más de 120 países y organizaciones internacionales para enfrentar la pandemia, muchos de los cuales ayudaron a China en el fragor de su lucha epidémica. Además, esos paquetes de asistencia se han enviado sin condiciones políticas previas.

Más importante aún, la asistencia de Beijing se encuentra en línea con su visión de construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad. China comprende perfectamente que si realmente quiere vencer a esta enfermedad mortal en un mundo altamente conectado, también debe ayudar a los necesitados a superar sus dificultades. De lo contrario, cualquier progreso podría ser frágil y temporal.

El citado problema de la calidad de las máscaras es aún más absurdo. Los compradores locales, de países como Países Bajos y Bélgica, ya se han puesto al frente y han dejado en claro que esas máscaras hechas en China, para uso no médico, eran compras comerciales, no formaban parte de la ayuda oficial.

Entonces, ¿cuáles son las causas del síndrome que los lleva a fustigar a China?

Quizás la primera razón es que intentan desviar la atención pública de la grave situación epidémica en sus propios países y quieren encontrar a alguien a quien culpar por sus descuidadas respuestas internas.

Su modo de ver el mundo, enfrascado en un ganar-o-perder y de suma cero, es otra profunda razón. Debido a eso, sus mentes se han encerrado en una jaula ideológica e interpretan cualquier cosa que China haga como parte de una conspiración comunista.

Más fundamentalmente, otra razón es el ego de aquellos escépticos occidentales en sus trabajos. En el fondo de sus corazones y mentes, el desarrollo de China es un hecho que les resulta difícil de aceptar. Temen que la pandemia sea el comienzo del fin del orden mundial comandado por Occidente.

Aún así, hay algunas voces sensatas en la comunidad internacional. La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que su país está "muy satisfecho" con la ayuda de China. El presidente serbio, Aleksandar Vucic, también expresó su sincero agradecimiento al pueblo chino por su ayuda.

Hasta el domingo, las infecciones confirmadas por coronavirus han superado los 1,2 millones y el número de muertos se acerca a 70.000, según el último recuento compilado por la Universidad Johns Hopkins.

La pandemia, de rápida expansión, exige que la comunidad internacional se mueva de manera más rápida y decisiva, fortaleciendo la solidaridad entre los países. Aquellos en Occidente que aún pierden su preciado tiempo manchando a China y desinformando al público en general, están ayudando al diablo a cobrarse más vidas humanas.

 
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COMENTARIO: Síndrome de vapuleo a China hace a la pandemia por coronavirus aún más letal

Spanish.xinhuanet.com 2020-04-06 13:26:14

BEIJING, 6 abr (Xinhua) -- En una carrera global por salvar vidas y controlar la pandemia de coronavirus, algunos políticos y medios de comunicación en Occidente parecen estar involucrados en una competencia para vapulear a China, publicando teorías perversas una tras otra desde el comienzo del brote.

Cuando China acababa de entrar en la batalla contra la COVID-19, cuestionaron su transparencia. Más tarde acusaron a Beijing de violar los derechos humanos por tomar las medidas de cuarentena necesarias y reforzaron sus comentarios racistas. Ahora parecen estar concentrando sus cañones en criticar la asistencia exterior de China.

Intentan etiquetar la ayuda de China como acciones de "diplomacia de mascarillas" y distorsionan la asistencia de Beijing, ya sea argumentando que es parte de una campaña para mejorar su imagen, una pugna geopolítica o un alarde de victoria ideológica. Parece que eligen creer en cualquier cosa menos en la buena voluntad de China.

Para que conste, China hasta ahora ha ofrecido ayuda a más de 120 países y organizaciones internacionales para enfrentar la pandemia, muchos de los cuales ayudaron a China en el fragor de su lucha epidémica. Además, esos paquetes de asistencia se han enviado sin condiciones políticas previas.

Más importante aún, la asistencia de Beijing se encuentra en línea con su visión de construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad. China comprende perfectamente que si realmente quiere vencer a esta enfermedad mortal en un mundo altamente conectado, también debe ayudar a los necesitados a superar sus dificultades. De lo contrario, cualquier progreso podría ser frágil y temporal.

El citado problema de la calidad de las máscaras es aún más absurdo. Los compradores locales, de países como Países Bajos y Bélgica, ya se han puesto al frente y han dejado en claro que esas máscaras hechas en China, para uso no médico, eran compras comerciales, no formaban parte de la ayuda oficial.

Entonces, ¿cuáles son las causas del síndrome que los lleva a fustigar a China?

Quizás la primera razón es que intentan desviar la atención pública de la grave situación epidémica en sus propios países y quieren encontrar a alguien a quien culpar por sus descuidadas respuestas internas.

Su modo de ver el mundo, enfrascado en un ganar-o-perder y de suma cero, es otra profunda razón. Debido a eso, sus mentes se han encerrado en una jaula ideológica e interpretan cualquier cosa que China haga como parte de una conspiración comunista.

Más fundamentalmente, otra razón es el ego de aquellos escépticos occidentales en sus trabajos. En el fondo de sus corazones y mentes, el desarrollo de China es un hecho que les resulta difícil de aceptar. Temen que la pandemia sea el comienzo del fin del orden mundial comandado por Occidente.

Aún así, hay algunas voces sensatas en la comunidad internacional. La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que su país está "muy satisfecho" con la ayuda de China. El presidente serbio, Aleksandar Vucic, también expresó su sincero agradecimiento al pueblo chino por su ayuda.

Hasta el domingo, las infecciones confirmadas por coronavirus han superado los 1,2 millones y el número de muertos se acerca a 70.000, según el último recuento compilado por la Universidad Johns Hopkins.

La pandemia, de rápida expansión, exige que la comunidad internacional se mueva de manera más rápida y decisiva, fortaleciendo la solidaridad entre los países. Aquellos en Occidente que aún pierden su preciado tiempo manchando a China y desinformando al público en general, están ayudando al diablo a cobrarse más vidas humanas.

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