COMENTARIO: Que la razón, no las mentiras, prevalezca en Washington
                 Spanish.xinhuanet.com | 2020-02-28 19:35:07

BEIJING, 28 feb (Xinhua) -- La lucha en curso contra la COVID-19 sigue siendo ardua. Una victoria global final depende de cómo de bien puedan trabajar juntos los miembros de la comunidad internacional.

En este momento drástico, algunos políticos de Washington como el secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, y el asesor comercial de la Casa Blanca Peter Navarro parecen estar sembrando divisiones, aprovechando el temor del público a esta enfermedad desconocida y removiendo mentiras sobre China.

Esas mentiras son tan sensacionales como inconcebibles. Algunos han acusado a China de falta de transparencia en la lucha contra la epidemia; otros insinuaron absurdamente que el nuevo coronavirus es "un arma biológica hecha por el hombre" y hay incluso quién calificó a China de "incubadora de enfermedades".

Los Pompeos y los Navarros están haciendo la vista gorda ante las medidas rigurosas y efectivas de China contra la epidemia, así como de sus esfuerzos oportunos y transparentes para compartir datos, algo que se ha ganado un amplio reconocimiento, al dar al mundo una valiosa oportunidad para prepararse y responder.

Esta campaña estridente anti-China ha reflejado el sesgo ideológico profundamente arraigado de algunas élites políticas estadounidenses contra el país asiático.

A sus ojos, una China en ascenso constituye un desafío formidable para los Estados Unidos y para un sistema solar en el que creen que Washington es el Sol, y todos los demás deberían orbitar a su alrededor.

Una razón importante para que esos políticos de Washington aprovechen todas las posibilidades imaginables de difamar a China no es que China lo esté haciendo mal, es que China lo está haciendo bien, a su manera.

La mentalidad de aquellos que critican a China no solo es obsoleta, sino que también perjudicará los intereses vitales de sus propios países en este mundo de creciente interdependencia e interconexión.

Tómese la lucha actual contra la COVID-19 como ejemplo. En este momento, 46 países, además de China, han registrado casos de infección, y el número parece seguir creciendo. La única forma de controlar esta grave situación es que todos los países del mundo luchen codo con codo. La raza humana debe estar unida en esto.

Para aquellos traficantes del miedo a China en Washington, las mentiras pueden engañar a algunas mentes a corto plazo y obtener a los mentirosos algunas ganancias políticas baratas y transitorias. Sin embargo, a la larga, la mentira solo revelará sus verdaderos colores de intolerancia y parcialidad, y comprometerá la credibilidad de Estados Unidos.

Afortunadamente, muchos en el país norteamericano y en todo el mundo permanecen sobrios y con la mente abierta, y han ofrecido su ayuda a China a medida que la epidemia continúa.

En una carta abierta publicada a principios de esta semana, la comunidad judía de Estados Unidos también advirtió contra la xenofobia tras el nuevo brote de coronavirus, y dijo que la historia ha demostrado que la amenaza del miedo puede ser devastadora.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, enfatizó a su vez que "este es un momento para la solidaridad global: solidaridad política, solidaridad técnica y solidaridad financiera".

Los oportunistas que critican a China deberían escuchar esas voces racionales y dejar que la razón, no el falso orgullo o los prejuicios, prevalezca en Washington.

 
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COMENTARIO: Que la razón, no las mentiras, prevalezca en Washington

Spanish.xinhuanet.com 2020-02-28 19:35:07

BEIJING, 28 feb (Xinhua) -- La lucha en curso contra la COVID-19 sigue siendo ardua. Una victoria global final depende de cómo de bien puedan trabajar juntos los miembros de la comunidad internacional.

En este momento drástico, algunos políticos de Washington como el secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, y el asesor comercial de la Casa Blanca Peter Navarro parecen estar sembrando divisiones, aprovechando el temor del público a esta enfermedad desconocida y removiendo mentiras sobre China.

Esas mentiras son tan sensacionales como inconcebibles. Algunos han acusado a China de falta de transparencia en la lucha contra la epidemia; otros insinuaron absurdamente que el nuevo coronavirus es "un arma biológica hecha por el hombre" y hay incluso quién calificó a China de "incubadora de enfermedades".

Los Pompeos y los Navarros están haciendo la vista gorda ante las medidas rigurosas y efectivas de China contra la epidemia, así como de sus esfuerzos oportunos y transparentes para compartir datos, algo que se ha ganado un amplio reconocimiento, al dar al mundo una valiosa oportunidad para prepararse y responder.

Esta campaña estridente anti-China ha reflejado el sesgo ideológico profundamente arraigado de algunas élites políticas estadounidenses contra el país asiático.

A sus ojos, una China en ascenso constituye un desafío formidable para los Estados Unidos y para un sistema solar en el que creen que Washington es el Sol, y todos los demás deberían orbitar a su alrededor.

Una razón importante para que esos políticos de Washington aprovechen todas las posibilidades imaginables de difamar a China no es que China lo esté haciendo mal, es que China lo está haciendo bien, a su manera.

La mentalidad de aquellos que critican a China no solo es obsoleta, sino que también perjudicará los intereses vitales de sus propios países en este mundo de creciente interdependencia e interconexión.

Tómese la lucha actual contra la COVID-19 como ejemplo. En este momento, 46 países, además de China, han registrado casos de infección, y el número parece seguir creciendo. La única forma de controlar esta grave situación es que todos los países del mundo luchen codo con codo. La raza humana debe estar unida en esto.

Para aquellos traficantes del miedo a China en Washington, las mentiras pueden engañar a algunas mentes a corto plazo y obtener a los mentirosos algunas ganancias políticas baratas y transitorias. Sin embargo, a la larga, la mentira solo revelará sus verdaderos colores de intolerancia y parcialidad, y comprometerá la credibilidad de Estados Unidos.

Afortunadamente, muchos en el país norteamericano y en todo el mundo permanecen sobrios y con la mente abierta, y han ofrecido su ayuda a China a medida que la epidemia continúa.

En una carta abierta publicada a principios de esta semana, la comunidad judía de Estados Unidos también advirtió contra la xenofobia tras el nuevo brote de coronavirus, y dijo que la historia ha demostrado que la amenaza del miedo puede ser devastadora.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, enfatizó a su vez que "este es un momento para la solidaridad global: solidaridad política, solidaridad técnica y solidaridad financiera".

Los oportunistas que critican a China deberían escuchar esas voces racionales y dejar que la razón, no el falso orgullo o los prejuicios, prevalezca en Washington.

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