COMENTARIO: La solidaridad es indispensable para ganar la batalla contra la epidemia
                 Spanish.xinhuanet.com | 2020-02-11 11:33:35

Por Guo Yage

BEIJING, 11 feb (Xinhua) -- En un momento en que más personas en todo el mundo se unen a la batalla que China libra contra la epidemia, algunos políticos estadounidenses han optado por avivar un miedo injustificado sobre el nuevo coronavirus.

A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja reiteradamente las restricciones de viaje y comercio internacional, Washington ha emitido una advertencia de viaje y prohibió temporalmente la entrada de todos los extranjeros que han viajado a China en los últimos 14 días.

Más impactante fue el comentario insensible del secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, de que la epidemia en China podría ayudar a traer de regreso empleos de manufactura a Estados Unidos.

Además, el senador estadounidense Tom Cotton incluso sugirió que China mintió sobre el origen del coronavirus sin ofrecer evidencia creíble.

Mientras que algunos en Washington intentan promocionar la llamada "amenaza de China", parecen haber olvidado los intentos fallidos de su país en contener la gripe H1N1, que se convirtió en la primera emergencia de salud pública de preocupación internacional del mundo declarada por la OMS.

La gripe estalló en Estados Unidos en marzo de 2009. Sin embargo, Washington tardó seis meses en declarar una emergencia nacional. Para entonces, la enfermedad ya había causado unas 5.000 muertes en todo el mundo.

Según la OMS, la pandemia se extendió más tarde a 214 países y regiones, y para agosto de 2010 había matado a 18.400 personas en todo el mundo.

Washington en ese momento condenó la prohibición de la carne de cerdo de Estados Unidos por parte de algunos países debido a la gripe, diciendo que las restricciones no tenían "justificación científica" y "probablemente resultarán en serias interrupciones comerciales sin causa y en un daño económico significativo".

Diez años después Washington sufre una terrible amnesia.

Además, nadie está aceptando la campaña de Washington para aumentar el pánico mundial por el coronavirus.

Muchos medios de comunicación y expertos de Estados Unidos se han manifestado en contra de las prohibiciones de viaje, mientras que muchos estadounidenses expresaron su apoyo a China mediante la donación de suministros de socorro y equipos médicos.

La ministra de Salud canadiense, Patty Hajdu, y la embajadora británica en China, Barbara Woodward, dijeron que sus países no impondrán restricciones de viaje a los ciudadanos chinos.

El primer ministro camboyano, Samdech Techo Hun Sen, visitó Beijing en medio de la epidemia para mostrar su apoyo. Otros países vecinos de China como Corea del Sur y Japón también han extendido sus manos en un gesto de ayuda.

Una razón clave por la que se han unido a China en la lucha es que entienden bien que nadie puede estar solo en una emergencia de salud pública global en este mundo cada vez más interconectado. Y China misma siempre ha demostrado un fuerte sentido de responsabilidad.

En 2014, cuando estalló la epidemia de ébola en África occidental, los diplomáticos y profesionales médicos chinos decidieron quedarse y ayudar.

En la batalla en curso contra la neumonía por el nuevo coronavirus, Beijing ha emprendido una campaña plena, que incluye la cuarentena de la ciudad china de Wuhan, construir dos hospitales improvisados en menos de dos semanas y compartir con el mundo la secuencia genética del virus y otra información crítica sin demora.

Muchas de las medidas tomadas por China, aclamadas por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, como "un nuevo estándar" para la respuesta a brotes de este tipo, van mucho más allá de los requisitos del Reglamento Sanitario Internacional.

Al mismo tiempo, profesionales de la salud e investigadores de otras partes del mundo también están trabajando las 24 horas para realizar estudios de patógenos, probar nuevos medicamentos y desarrollar vacunas.

En la era de la globalización, las principales emergencias de salud pública siempre son una prueba difícil para la humanidad.

Resolverlas requiere sabiduría, pero el espíritu de solidaridad es más imperativo. Aquellos que pretendan obtener ganancias cuando otros están sufriendo solo terminarán lastimándose a sí mismos.

 
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COMENTARIO: La solidaridad es indispensable para ganar la batalla contra la epidemia

Spanish.xinhuanet.com 2020-02-11 11:33:35

Por Guo Yage

BEIJING, 11 feb (Xinhua) -- En un momento en que más personas en todo el mundo se unen a la batalla que China libra contra la epidemia, algunos políticos estadounidenses han optado por avivar un miedo injustificado sobre el nuevo coronavirus.

A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja reiteradamente las restricciones de viaje y comercio internacional, Washington ha emitido una advertencia de viaje y prohibió temporalmente la entrada de todos los extranjeros que han viajado a China en los últimos 14 días.

Más impactante fue el comentario insensible del secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, de que la epidemia en China podría ayudar a traer de regreso empleos de manufactura a Estados Unidos.

Además, el senador estadounidense Tom Cotton incluso sugirió que China mintió sobre el origen del coronavirus sin ofrecer evidencia creíble.

Mientras que algunos en Washington intentan promocionar la llamada "amenaza de China", parecen haber olvidado los intentos fallidos de su país en contener la gripe H1N1, que se convirtió en la primera emergencia de salud pública de preocupación internacional del mundo declarada por la OMS.

La gripe estalló en Estados Unidos en marzo de 2009. Sin embargo, Washington tardó seis meses en declarar una emergencia nacional. Para entonces, la enfermedad ya había causado unas 5.000 muertes en todo el mundo.

Según la OMS, la pandemia se extendió más tarde a 214 países y regiones, y para agosto de 2010 había matado a 18.400 personas en todo el mundo.

Washington en ese momento condenó la prohibición de la carne de cerdo de Estados Unidos por parte de algunos países debido a la gripe, diciendo que las restricciones no tenían "justificación científica" y "probablemente resultarán en serias interrupciones comerciales sin causa y en un daño económico significativo".

Diez años después Washington sufre una terrible amnesia.

Además, nadie está aceptando la campaña de Washington para aumentar el pánico mundial por el coronavirus.

Muchos medios de comunicación y expertos de Estados Unidos se han manifestado en contra de las prohibiciones de viaje, mientras que muchos estadounidenses expresaron su apoyo a China mediante la donación de suministros de socorro y equipos médicos.

La ministra de Salud canadiense, Patty Hajdu, y la embajadora británica en China, Barbara Woodward, dijeron que sus países no impondrán restricciones de viaje a los ciudadanos chinos.

El primer ministro camboyano, Samdech Techo Hun Sen, visitó Beijing en medio de la epidemia para mostrar su apoyo. Otros países vecinos de China como Corea del Sur y Japón también han extendido sus manos en un gesto de ayuda.

Una razón clave por la que se han unido a China en la lucha es que entienden bien que nadie puede estar solo en una emergencia de salud pública global en este mundo cada vez más interconectado. Y China misma siempre ha demostrado un fuerte sentido de responsabilidad.

En 2014, cuando estalló la epidemia de ébola en África occidental, los diplomáticos y profesionales médicos chinos decidieron quedarse y ayudar.

En la batalla en curso contra la neumonía por el nuevo coronavirus, Beijing ha emprendido una campaña plena, que incluye la cuarentena de la ciudad china de Wuhan, construir dos hospitales improvisados en menos de dos semanas y compartir con el mundo la secuencia genética del virus y otra información crítica sin demora.

Muchas de las medidas tomadas por China, aclamadas por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, como "un nuevo estándar" para la respuesta a brotes de este tipo, van mucho más allá de los requisitos del Reglamento Sanitario Internacional.

Al mismo tiempo, profesionales de la salud e investigadores de otras partes del mundo también están trabajando las 24 horas para realizar estudios de patógenos, probar nuevos medicamentos y desarrollar vacunas.

En la era de la globalización, las principales emergencias de salud pública siempre son una prueba difícil para la humanidad.

Resolverlas requiere sabiduría, pero el espíritu de solidaridad es más imperativo. Aquellos que pretendan obtener ganancias cuando otros están sufriendo solo terminarán lastimándose a sí mismos.

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