COMENTARIO: La propagación de los prejuicios perjudica la lucha contra el coronavirus

Actualizado 2020-02-03 23:05:08 | Spanish. xinhuanet. com

BEIJING, 3 feb (Xinhua) -- El brote del nuevo coronavirus ha puesto al mundo en alerta. Mientras que muchos en la comunidad internacional se unen a China para combatir la epidemia, los prejuicios y la discriminación están teniendo un papel vergonzoso que podría desalentar la campaña común.

Dado el gran interés que supone proteger la salud de la humanidad, para luchar contra el brote no hay mejor opción que empeñar esfuerzos mundiales concertados. Los prejuicios y la discriminación solo crean barreras que impiden el éxito en esta tarea.

La historia nos demuestra que los prejuicios y la intolerancia son síntomas habituales cuando tienen lugar brotes de enfermedades. Durante la propagación de la gripe porcina en 2009, los latinos fueron el blanco, al igual que lo fueron los africanos durante la crisis del ébola en 2014.

El peligro de los prejuicios y de espolear el miedo injustificado no es simplemente crear división entre diferentes grupos de gente, sino que también puede hacer que los enfermos sean reacios a buscar atención médica.

Como dijo el sábado en un evento el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, el virus no respeta nacionalidades ni razas, y la situación en lo que respecta al coronavirus debería considerarse un asunto de salud pública y no un problema diplomático internacional o racial.

Pese a que más de 17.000 personas se han contagiado con el nuevo coronavirus y más de 360 han muerto por su causa según cifras de hoy lunes por la mañana, la mayoría abrumadora de casos se restringen a China gracias a sus medidas de prevención y contención.

Cuando el jueves pasado declaró el brote del nuevo coronavirus Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, resaltó que la OMS desaprueba e incluso se opone a imponer restricciones comerciales o de viajes sobre China.

No obstante, algunos políticos estadounidenses eligieron hacer oídos sordos al consejo de la OMS de adoptar "una respuesta mesurada y basada en las evidencias" y, por el contrario, prohibieron la entrada de extranjeros que hubieran viajado a China en los últimos 14 días, al tiempo que desaconsejaron "todos los viajes a China".

Y hay otro hecho incluso más sorprendente y es que el secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, declaró abiertamente que el brote del nuevo coronavirus podría augurar algo bueno para el mercado laboral de EE. UU.

Esas medidas estadounidenses, que contrarían las recomendaciones de la OMS, han sentado un ejemplo desfavorable que podría desviar recursos de la batalla contra la epidemia y animar a otros a elegir el aislamiento cuando la cooperación tanto se necesita.

Afortunadamente, en contraste con Ross y otros, la enorme mayoría de países y sus gentes han tendido la mano a China para tratar juntos este reto formidable que afronta el mundo entero.

La batalla contra la epidemia continúa y se debería consensuar que, al igual que los contagiados con el virus, aquellos que están cargados de prejuicios y racismo deberían ser puestos en cuarentena. Fin

 
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COMENTARIO: La propagación de los prejuicios perjudica la lucha contra el coronavirus

Spanish.xinhuanet.com 2020-02-03 23:05:08

BEIJING, 3 feb (Xinhua) -- El brote del nuevo coronavirus ha puesto al mundo en alerta. Mientras que muchos en la comunidad internacional se unen a China para combatir la epidemia, los prejuicios y la discriminación están teniendo un papel vergonzoso que podría desalentar la campaña común.

Dado el gran interés que supone proteger la salud de la humanidad, para luchar contra el brote no hay mejor opción que empeñar esfuerzos mundiales concertados. Los prejuicios y la discriminación solo crean barreras que impiden el éxito en esta tarea.

La historia nos demuestra que los prejuicios y la intolerancia son síntomas habituales cuando tienen lugar brotes de enfermedades. Durante la propagación de la gripe porcina en 2009, los latinos fueron el blanco, al igual que lo fueron los africanos durante la crisis del ébola en 2014.

El peligro de los prejuicios y de espolear el miedo injustificado no es simplemente crear división entre diferentes grupos de gente, sino que también puede hacer que los enfermos sean reacios a buscar atención médica.

Como dijo el sábado en un evento el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, el virus no respeta nacionalidades ni razas, y la situación en lo que respecta al coronavirus debería considerarse un asunto de salud pública y no un problema diplomático internacional o racial.

Pese a que más de 17.000 personas se han contagiado con el nuevo coronavirus y más de 360 han muerto por su causa según cifras de hoy lunes por la mañana, la mayoría abrumadora de casos se restringen a China gracias a sus medidas de prevención y contención.

Cuando el jueves pasado declaró el brote del nuevo coronavirus Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, resaltó que la OMS desaprueba e incluso se opone a imponer restricciones comerciales o de viajes sobre China.

No obstante, algunos políticos estadounidenses eligieron hacer oídos sordos al consejo de la OMS de adoptar "una respuesta mesurada y basada en las evidencias" y, por el contrario, prohibieron la entrada de extranjeros que hubieran viajado a China en los últimos 14 días, al tiempo que desaconsejaron "todos los viajes a China".

Y hay otro hecho incluso más sorprendente y es que el secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, declaró abiertamente que el brote del nuevo coronavirus podría augurar algo bueno para el mercado laboral de EE. UU.

Esas medidas estadounidenses, que contrarían las recomendaciones de la OMS, han sentado un ejemplo desfavorable que podría desviar recursos de la batalla contra la epidemia y animar a otros a elegir el aislamiento cuando la cooperación tanto se necesita.

Afortunadamente, en contraste con Ross y otros, la enorme mayoría de países y sus gentes han tendido la mano a China para tratar juntos este reto formidable que afronta el mundo entero.

La batalla contra la epidemia continúa y se debería consensuar que, al igual que los contagiados con el virus, aquellos que están cargados de prejuicios y racismo deberían ser puestos en cuarentena. Fin

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