ESPECIAL: Atención a los niños de Chernóbil, una experiencia solidaria de la medicina cubana

Actualizado 2019-08-18 15:11:54 | Spanish. xinhuanet. com

Por Raúl Menchaca

CUBA-HABANA-EXPOSICION

Imagen del 16 de agosto de 2019 de personas observando las fotografías de la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba" en La Habana, capital de Cuba. Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados". (Xinhua/Joaquín Hernández)

LA HABANA, 17 ago (Xinhua) -- Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados".

La muestra, inaugurada el viernes en la Fototeca de Cuba, en la zona más antigua de La Habana, está conformada por videos cortos que acompañan a casi un centenar de fotos históricas de los periódicos cubanos Granma y Juventud Rebelde, lo que la hace coquetear con lo documental.

A instancia del entonces presidente cubano Fidel Castro, el Ministerio de Salud Pública del país caribeño estableció un programa de atención médica integral que, entre 1990 y 2011, ofreció atención gratuita a unos 26.500 niños afectados por la explosión de un reactor nuclear en el norte de Ucrania, el 26 de abril de 1986.

"Que un país como Cuba, haya decidido por una voluntad política y de todo el pueblo recibir a estos niños, me parece un acto heroico y entonces quise contarlo", contó a Xinhua la artista, una mujer alta y rubia.

"Ese fue un proyecto de amor, que se hizo con la convicción de que no era un favor, sino una obligación entre hermanos", aseguró la artista, quien estudió Artes Plásticas y Fotografía en la Escuela Panamericana de Sao Paulo, en Brasil.

Según informaron los medios de comunicación cubanos, la idea de esta muestra surgió en 2011 cuando Cunliffe realizó una visita a la Villa de Tarará, ubicada a unos 25 kilómetros de la capital cubana, donde conoció los detalles sobre las atenciones recibidas por los niños de Chernóbil.

Desde entonces, esa acción solidaria cubana se convirtió en una obsesión para la artista peruana que cuatro años después unió fuerzas con la periodista cubana Maribel Acosta en una exhaustiva investigación de la que nació la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba".

Cunliffe asegura que otro acicate en su empeño artístico fue haber leído el libro "Las voces de Chernóbil" de la escritora bielorrusa Svetlana Alexievich, Premio Nobel de Literatura en 2015.

"Lo leí y eso hizo que quisiera aún más hacer la muestra, porque me di cuenta de la importancia que tenía ese proyecto humanitario cubano y de la reflexión que el mundo necesitaba también sobre los desastres nucleares y la solidaridad, sobre todo el amor", explicó con un deje de emoción en la voz.

El doctor Julio Medina, un hombre de 57 años de edad que con apenas 27 años y prácticamente recién graduado como médico general integral, fue enviado a Tarará a ofrecer asistencia a aquellos niños.

Medina, quien se desempeñó como coordinador del programa hasta su cierre en 2011, asegura que aquella fue una experiencia única no solo en lo profesional, sino también en lo humano.

"Nunca habíamos atendido a personas expuestas a un accidente nuclear, ni radiológico, y eso nos obligó a estudiar, pero más importan fue el contacto con aquellos niños, la mayoría de los cuales venían solos y tuvimos que convertirnos en sus padres, en sus familiares más cercanos", dijo el médico.

En ese sentido, Medina señaló a Xinhua que había que garantizarle a esos pacientes "todas sus necesidades, no solamente las médicas, sino también hacerlos felices, que estuvieran alegres, que tuvieran afecto".

Medina, junto al también doctor Omar García, tenía que clasificar a los pacientes en cuatro grupos en dependencia del estado de cada uno, quienes padecían dolencias de distinta gravedad, desde cáncer, parálisis cerebral y problemas dermatológicos hasta malformaciones, enfermedades digestivas y trastornos psicológicos.

Los niños de Chernóbil eran atendidos en Tarará, una urbanización erigida en la década de los 50 del pasado siglo.

Allí, contaron con residencias, dos hospitales, una clínica, un parqueo de ambulancias, cocina, teatro, escuelas, parques y áreas recreativas en una de las experiencias solidarias emotivas de la medicina cubana, rescatada ahora por una artista peruana.

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Imagen del 16 de agosto de 2019 de un joven observando las fotografías de la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba" en La Habana, capital de Cuba. Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados". (Xinhua/Joaquín Hernández)

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Imagen del 16 de agosto de 2019 de la artista peruana Sonia Cunliffe, mostrando una de las fotografías de la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba" en La Habana, capital de Cuba. Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados". (Xinhua/Joaquín Hernández)

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Imagen del 16 de agosto de 2019 de jóvenes observando las fotografías de la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba" en La Habana, capital de Cuba. Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados". (Xinhua/Joaquín Hernández)

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Imagen del 16 de agosto de 2019 de un hombre observando las fotografías de la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba" en La Habana, capital de Cuba. Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados". (Xinhua/Joaquín Hernández)

 
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Por Raúl Menchaca

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Imagen del 16 de agosto de 2019 de personas observando las fotografías de la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba" en La Habana, capital de Cuba. Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados". (Xinhua/Joaquín Hernández)

LA HABANA, 17 ago (Xinhua) -- Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados".

La muestra, inaugurada el viernes en la Fototeca de Cuba, en la zona más antigua de La Habana, está conformada por videos cortos que acompañan a casi un centenar de fotos históricas de los periódicos cubanos Granma y Juventud Rebelde, lo que la hace coquetear con lo documental.

A instancia del entonces presidente cubano Fidel Castro, el Ministerio de Salud Pública del país caribeño estableció un programa de atención médica integral que, entre 1990 y 2011, ofreció atención gratuita a unos 26.500 niños afectados por la explosión de un reactor nuclear en el norte de Ucrania, el 26 de abril de 1986.

"Que un país como Cuba, haya decidido por una voluntad política y de todo el pueblo recibir a estos niños, me parece un acto heroico y entonces quise contarlo", contó a Xinhua la artista, una mujer alta y rubia.

"Ese fue un proyecto de amor, que se hizo con la convicción de que no era un favor, sino una obligación entre hermanos", aseguró la artista, quien estudió Artes Plásticas y Fotografía en la Escuela Panamericana de Sao Paulo, en Brasil.

Según informaron los medios de comunicación cubanos, la idea de esta muestra surgió en 2011 cuando Cunliffe realizó una visita a la Villa de Tarará, ubicada a unos 25 kilómetros de la capital cubana, donde conoció los detalles sobre las atenciones recibidas por los niños de Chernóbil.

Desde entonces, esa acción solidaria cubana se convirtió en una obsesión para la artista peruana que cuatro años después unió fuerzas con la periodista cubana Maribel Acosta en una exhaustiva investigación de la que nació la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba".

Cunliffe asegura que otro acicate en su empeño artístico fue haber leído el libro "Las voces de Chernóbil" de la escritora bielorrusa Svetlana Alexievich, Premio Nobel de Literatura en 2015.

"Lo leí y eso hizo que quisiera aún más hacer la muestra, porque me di cuenta de la importancia que tenía ese proyecto humanitario cubano y de la reflexión que el mundo necesitaba también sobre los desastres nucleares y la solidaridad, sobre todo el amor", explicó con un deje de emoción en la voz.

El doctor Julio Medina, un hombre de 57 años de edad que con apenas 27 años y prácticamente recién graduado como médico general integral, fue enviado a Tarará a ofrecer asistencia a aquellos niños.

Medina, quien se desempeñó como coordinador del programa hasta su cierre en 2011, asegura que aquella fue una experiencia única no solo en lo profesional, sino también en lo humano.

"Nunca habíamos atendido a personas expuestas a un accidente nuclear, ni radiológico, y eso nos obligó a estudiar, pero más importan fue el contacto con aquellos niños, la mayoría de los cuales venían solos y tuvimos que convertirnos en sus padres, en sus familiares más cercanos", dijo el médico.

En ese sentido, Medina señaló a Xinhua que había que garantizarle a esos pacientes "todas sus necesidades, no solamente las médicas, sino también hacerlos felices, que estuvieran alegres, que tuvieran afecto".

Medina, junto al también doctor Omar García, tenía que clasificar a los pacientes en cuatro grupos en dependencia del estado de cada uno, quienes padecían dolencias de distinta gravedad, desde cáncer, parálisis cerebral y problemas dermatológicos hasta malformaciones, enfermedades digestivas y trastornos psicológicos.

Los niños de Chernóbil eran atendidos en Tarará, una urbanización erigida en la década de los 50 del pasado siglo.

Allí, contaron con residencias, dos hospitales, una clínica, un parqueo de ambulancias, cocina, teatro, escuelas, parques y áreas recreativas en una de las experiencias solidarias emotivas de la medicina cubana, rescatada ahora por una artista peruana.

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Imagen del 16 de agosto de 2019 de un joven observando las fotografías de la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba" en La Habana, capital de Cuba. Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados". (Xinhua/Joaquín Hernández)

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Imagen del 16 de agosto de 2019 de la artista peruana Sonia Cunliffe, mostrando una de las fotografías de la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba" en La Habana, capital de Cuba. Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados". (Xinhua/Joaquín Hernández)

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Imagen del 16 de agosto de 2019 de jóvenes observando las fotografías de la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba" en La Habana, capital de Cuba. Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados". (Xinhua/Joaquín Hernández)

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Imagen del 16 de agosto de 2019 de un hombre observando las fotografías de la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba" en La Habana, capital de Cuba. Con la exposición "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", la artista peruana Sonia Cunliffe busca "devolverle su memoria a un pueblo que se siente orgulloso de haber actuado de manera altruista ante unos seres humanos que estaban desamparados, enfermos y olvidados". (Xinhua/Joaquín Hernández)

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