Por Huang Shunda y Tian Rui
BEIJING, 19 jul (Xinhua) -- La cooperación entre China y América Latina y el Caribe (ALC) ha vuelto a ser el foco de las críticas de los funcionarios estadounidenses de alto rango, que tratan de persuadir a los gobiernos latinoamericanos y caribeños para que se alejen del país asiático.
El tema recurrente de las calumnias de Washington es que las inversiones chinas no solo tienen objetivos comerciales sino un trasfondo político y que Beijing despliega actividades económicamente "depredadoras", tildando al país asiático de ser una "nueva potencia imperialista".
"Las críticas de EEUU no reflejan nada más que la envidia insana y ponen de manifiesto la nueva Doctrina Monroe", apuntó en una rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang.
Justo hace cinco años el presidente chino, Xi Jinping, planteó la propuesta de construir una comunidad de futuro compartido entre China y América Latina y el Caribe, la cual tiene como núcleo la igualdad y el beneficio mutuo, principios que Beijing siempre ha honrado y han traído frutos tangibles a la cooperación bilateral.
Contraria a las retóricas de Washington, la cooperación ha llevado prosperidad a ambas partes gracias a la complementariedad que existe entre las dos regiones en una gran multitud de aspectos, entre ellos, los recursos naturales y financieros y las experiencias de desarrollo.
El sector de las frutas es un claro ejemplo. Debido a su posición geográfica en uno y otro hemisferio, las frutas frescas y productos agrícolas procedentes de Latinoamérica y el Caribe llegan al mercado chino durante todo el año, pero son esperados especialmente en invierno cuando escasean los productos locales en China.
La región de O'Higgins, que produce gran parte de las cerezas en Chile, tuvo que aumentar en un 50 por ciento sus plantaciones en 2018 debido a la gran demanda del mercado chino, lo que se ha traducido en mayores ingresos y generación de empleos, además de ubicar a China como el mayor socio comercial de ese país sudamericano.
Un reciente informe de Infralatam, iniciativa de la CAF, BID y CEPAL, estimó que América Latina ha invertido cerca del 2,8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) anual en infraestructuras en los últimos seis años, cuando debió haber invertido al menos el 5 por ciento para superar el rezago estructural y dar un salto en la competitividad en las exportaciones.
Para ayudar a solucionar este déficit, China ha ofrecido en los últimos años cuantiosas inversiones y pericia técnica en la construcción de infraestructuras que han permitido el desarrollo de importantes proyectos a lo largo y ancho de la región.
Gracias a estas contribuciones chinas, los países latinoamericanos se han beneficiado de esa cooperación para mejorar sus condiciones de producción, transporte y logística, lo que también ha permitido una mayor y más eficiente circulación de sus productos y exportaciones.
La línea de trenes Belgrano Cargas es un claro reflejo de esa cooperación de beneficio mutuo. China ayudó a Argentina a revitalizar los ferrocarriles de Belgrano Cargas y San Martín, un proyecto que permite reducir en más de la mitad el tiempo y el costo del traslado de la carga, lo que a la larga también ha llevado un mayor desarrollo a las economías locales.
Por otro lado, los créditos otorgados por China a la región no tienen condiciones políticas, "lo cual es una muy buena noticia para América Latina, dado que siempre ha estado muy condicionada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), por el Banco Mundial (BM) y por todos", comentó la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena.
Este y otro tipo de proyectos que realizan las empresas chinas en Latinoamérica han creado más de 1,8 millones de empleos en la región, según informó la Organización Internacional del Trabajo (OIT), muchos de ellos en regiones marginadas que han permitido a miles de personas salir de la pobreza.
Gracias a la construcción de una comunidad de futuro compartido entre China y ALC, los latinoamericanos sostienen una imagen positiva de China, como lo muestra la encuesta reciente "ArgentinaPulse", emprendimiento conjunto de Poliarquía Consultores y el Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson.
La consulta señala que el 76 por ciento de los argentinos tienen una buena o muy buena imagen del país asiático, mientras que el 80 por ciento están a favor de la inversión china en el país.
"El gobierno de (el presidente de Estados Unidos Donald) Trump no logró persuadir a sus aliados en Buenos Aires de alejarse ni un centímetro de Beijing", dijo el director del Argentina Project del Woodrow Wilson Center, Benjamin N. Gedan.
Además, esta encuesta "muestra que la Casa Blanca tampoco ha logrado convencer a los argentinos de que un vínculo estrecho con China no les conviene", recalcó Gedan.
Las preocupaciones de Washington provienen de la hipótesis de que China intente montar esfera de influencia en la región y competir directamente con Estados Unidos, país que considera a la región como su "patio trasero" y no cesa de interferir en los asuntos de los vecinos sureños.
Sin embargo, China ha dejado en claro que la cooperación con América Latina y el Caribe nunca es excluyente y siempre da la bienvenida a cualquier tercera parte, incluso EEUU.
"Mantenemos una actitud abierta si otras partes, incluyendo Estados Unidos, quieren participar en nuestra cooperación con Latinoamérica, y esperamos que Washington también sostenga la misma actitud", enfatizó el portavoz Geng.