Por Liu Wanli
BEIJING, 17 jul (Xinhua) -- La reciente aprobación por parte de Washington de una venta de armas a Taiwán complicará la situación de seguridad en el Estrecho de Taiwán y pondrá en peligro una de las relaciones bilaterales más importantes del mundo.
El paquete de armas, que incluye 250 misiles Stinger y 108 tanques M1A2T Abrams por un valor de 2.200 millones de dólares estadounidenses en total, es la cuarta venta a Taiwán por parte de la actual administración estadounidense en dos años.
De acuerdo con el comunicado conjunto de 1982, uno de los tres documentos políticos principales que sustentan la relación entre China y Estados Unidos, Washington se comprometió a reducir gradualmente el nivel de ventas de armas a Taiwán, y eventualmente detenerlas completamente.
Sin embargo, parece que Washington está utilizando las ventas de armas como una carta para mantener el llamado equilibrio militar en el Estrecho, y como una palanca para contener los esfuerzos de China para unificar el país.
Los halcones de China en Washington se están equivocando al coquetear con la posibilidad de que Beijing no tomará represalias en caso de que violen el principio de una sola China. Han subestimado la determinación y la fuerza de Beijing para preservar su interés central en temas relacionados con su soberanía e integridad territorial.
China ya ha anunciado que impondrá sanciones a las compañías estadounidenses que participen en la venta de armas a Taiwán en respuesta a la provocación de Washington.
Como dos de los principales países del mundo, China y Estados Unidos comparten una amplia gama de intereses comunes en varios campos. Los altibajos de sus relaciones bilaterales tienen un significado especial no solo para las dos partes, sino también para la paz y la tranquilidad global.
Necesitan manejar sus relaciones con prudencia, solucionar sus problemas a través de consultas, no provocaciones, y buscar resultados beneficiosos para todos en su cooperación.
En cuanto a los separatistas en Taiwán, sus esfuerzos para recurrir a las fuerzas extranjeras para retrasar y obstruir la reunificación nacional serán en vano.
La voluntad de Beijing de unificar al país no es negociable de ninguna manera.
En su discurso en una reunión para conmemorar el 40º aniversario de la emisión del Mensaje a los Compatriotas en Taiwán, el presidente chino, Xi Jinping, prometió "la mayor sinceridad y el mayor esfuerzo" en la perspectiva de una reunificación pacífica, pero no prometió renunciar al uso de la fuerza y se reserva la opción de tomar todos los medios que sean necesarios.
Los separatistas de Taiwán deben abandonar sus fantasías de contar con la intervención extranjera para mantener a China permanentemente dividida. Su continua provocación solo reduciría la posibilidad de una unificación pacífica de la parte continental y la isla.
Mientras se reunía con Xi en el marco de la cumbre del Grupo de los 20 realizada en junio pasado en la ciudad japonesa de Osaka, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió que Washington continuará con la política de una sola China y tomará en serio la preocupación de China sobre la cuestión de Taiwán.
Se espera que Washington realmente honre su promesa.