PORTO ALEGRE, Brasil, 20 jun (Xinhua) -- Porto Alegre, capital del estado de Río Grande del Sur, en el extremo sur de Brasil, se convirtió en los últimos días en una ciudad de color celeste gracias a la llegada de miles de aficionados uruguayos para acompañar a su selección en el partido ante Japón, en el cual los charrúas buscan asegurar su pase a cuartos de final de la Copa América.
Se calcula que aproximadamente 20.000 uruguayos se desplazaron a Porto Alegre para acompañar a su selección, por lo que las matrículas uruguayas, los termos de mate, la bandera nacional y miles de camisas celestes invadieron las calles de la ciudad, situada a menos de 400 kilómetros de distancia de la frontera con Uruguay.
Por unos días, las banderas del Nacional y del Peñarol, dos archirrivales del fútbol uruguayo, comparten espacio en Porto Alegre sin que haya el más mínimo problema entre los aficionados de ambos clubes de Montevideo debido a la selección uruguaya.
Vestidos con la camiseta celeste, los amigos Juan Brandón y Ricardo Valenti llegaron la noche del pasado lunes a Porto Alegre, tras cerca de 11 horas de viaje en auto desde Montevideo.
En este sentido, Juan Brandón explicó a Xinhua que "siempre que el presupuesto nos lo permite, acompañamos a la selección. Estuvimos en la Copa América de 2011 en Argentina, en el Mundial de 2014 en Brasil, en la Copa América de 2015 en Chile y ahora en Brasil. Es una fiesta, somos muchos y la hermandad y patriotismo que se respira aquí dan una onda muy buena".
Su amigo Valenti, con la camiseta del delantero uruguayo Edinson Cavani, afirmó que "nos hubiera gustado ir al partido contra Ecuador, pero la plata no llegaba para más", y por el mismo motivo desistieron de viajar el próximo lunes a Río de Janeiro para ver el Uruguay-Chile.
Con un mate en la mano, Oscar Viettro se muestra como el más animado en un grupo de ocho uruguayos que partieron en una furgoneta desde Melo (noreste de Uruguay) para ver los dos primeros partidos de "La Celeste" en la Copa América Brasil 2019, el primero en Belo Horizonte y después en Porto Alegre.
"Esta Copa América será nuestra. No veo ni a Brasil ni a Argentina como favoritas. Creo que apenas Colombia, por lo visto hasta ahora, puede quitare el título a Uruguay. Vimos golear 4-0 a Ecuador y hoy arrollaremos 7-0 a Japón. No importa las horas de carretera, importa estar con los nuestros siempre", explicó eufórico Viettro.
Por su parte, Leonardo Motta explicó más tranquilo: "La selección es uno de nuestros mayores orgullos. Somos el país más pequeño de Sudamérica, pero siempre estamos ahí, peleando con todos y sacando buenos jugadores. A nivel de clubes, lamentablemente no podemos competir con los grandes del continente, pero a nivel de selecciones, somos una de las grandes".
Motta, aficionado del Peñarol, dijo que "(Oscar Washington) Tabárez se merece un monumento eterno cuando deje el banquillo. Lo que ha hecho con esta selección no se puede explicar. Somos 3,5 millones de habitantes, menos que muchas ciudades sudamericanas, pero tenemos a varios jugadores entre los mejores del mundo: (Luis) Suárez, (Edinson) Cavani, (Diego) Godín, (Fernando) Muslera. Son nuestro orgullo".
Además de frontera, Uruguay y el estado brasileño de Río Grande del Sur comparten varias tradiciones, entre ellas la gastronómica, con los famosos churrascos (en Brasil) o asados (en Uruguay), y la pasión mayoritaria entre dos clubes: Peñarol y Nacional en Uruguay, y Gremio e Internacional en Porto Alegre.
En las inmediaciones del estadio "Arena do Gremio", donde se disputará el partido, el olor a asado se mezcla con los cánticos de apoyo a "La Celeste".
Por un día, los vecinos, que aprovechan los juegos del Gremio de Porto Alegre para vender comidas y bebidas a los aficionados que van al estadio, cambiaron el acento gaúcho por el "portuñol".
Prácticamente, todas las casas cercanas al estadio tenían su jardín o terraza lleno de uruguayos comiendo carne y bebiendo, como si estuvieran en su país natal. Todo en un clima de armonía y tranquilidad a la espera de que los centenares de kilómetros hechos tengan una recompensa horas más tarde, con una victoria uruguaya ante Japón.
