BEIJING, 28 may (Xinhua) -- La decisión del gobierno estadounidense de incluir a Huawei en una lista negra es malintencionada, pero también podría ser un punto de inflexión para que la segunda mayor economía del mundo fortalezca la innovación independiente y reduzca su dependencia en la tecnología importada.
Huawei, junto con otras compañías de tecnología chinas, se ha convertido en un blanco fácil para que Estados Unidos contenga a China, un rival estratégico en el ojo de la actual administración estadounidense.
Es una vergüenza ver que Estados Unidos, alguna vez el promotor de la economía abierta, haya asumido un enfoque unilateral y proteccionista y usado su poder de Estado contra Huawei, una empresa multinacional china.
La hostilidad estadounidense se basa en la prominencia del peso pesado de la tecnología china. Huawei ha sobresalido en el desarrollo de tecnología 5G. Parece que Estados Unidos está muy lejos de acostumbrarse a una "nueva normalidad" en la que la tecnología de punta no se origine en Estados Unidos, sino en China.
Hasta los operadores de telecomunicaciones estadounidenses están con Huawei, porque se benefician de los productos y servicios de Huawei seguros, confiables y baratos.
La prohibición de Estados Unidos contra Huawei subraya una nueva mentalidad estadounidense llena de ansiedad, celos y falta de confianza.
De hecho, Estados Unidos podría estar demasiado ansioso acerca de las proezas en tecnología de China. China ha logrado un progreso impresionante en desarrollo de tecnología pero, siendo realistas, todavía tiene un largo camino por recorrer antes de convertirse en una importante potencia tecnológica.
La restricción estadounidense es un llamado de atención para que China deseche la ilusión, corte la dependencia en Estados Unidos y se vuelva autosuficiente en el suministro de tecnología clave. Es bueno escuchar la noticia de que Huawei ha estado desarrollando su propio sistema operativo.
De hecho, China tiene muchas capacidades a utilizar para ser dueño de su propio destino: una cadena industrial completa, un vasto mercado de consumo y una abundante reserva de talento joven... Con estos recursos, China debe promover con seriedad la innovación nacional abandonando cualquier fe ciega en la autoridad y el llamado modelo extranjero, resguardándose de la complacencia y sumergiéndose en la investigación básica mientras convierte el conocimiento en productividad.
Es poco realista que Estados Unidos detenga el ascenso tecnológico de China simplemente a través de prohibiciones y listas negras. Es difícil imaginar que Washington sea capaz de detener el desarrollo de la economía más dinámica del mundo.
Es momento de que Estados Unidos se enfoque en sus propios asuntos y compita con China de una forma decente.