LONDRES, 8 ene (Xinhua) -- La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, realizó hoy la muy esperada reorganización de su gabinete.
Los más importantes secretarios de Estados mantuvieron sus puestos en el gabinete de May. Philip Hammond seguirá siendo secretario de Hacienda, Boris Johnson continuará como secretario de Relaciones Exteriores y Amber Rudd permanece como secretaria de Estado para el ministerio del Interior.
En el cargo también se queda el secretario de Brexit David Davis, un miembro clave del equipo de May que impulsa su agenda para retirar a Reino Unido de la Unión Europea.
David Lidington reemplazó a Damian Green como ministro de Oficina de Gabinete. Green, uno de los aliados en los que confía May, dimitió por acusaciones de acoso sexual.
Los grandes cambios en el equipo ministerial de May se esperan para el martes, cuando un importante número de parlamentarios conservadores sean destituidos y reemplazados como parte de la reorganización de los ministerios.
De acuerdo con un analista político, la primera ministra inició el Año Nuevo con un gabinete de ministros con edad promedio de 51 años, un 70 por ciento hombres y un 96 por ciento blancos.
El primer gran cambio fue el del ex ministro de Inmigración, Brandon Lewis, quien fue promovido a presidente del partido gobernante Conservador, en reemplazo del experimentado político Patrick McLoughlin. El parlamentario James Cleverly fue nombrado vicepresidente del partido.
Con anterioridad May sufrió un inesperado golpe cuando el secretario para Irlanda del Norte, James Brokenshire, dimitió por motivos de salud.
Simpatizante clave de May, Brokenshire no había sido mencionado en las especulaciones sobre la reorganización y se esperaba que se mantuviera en el cargo.
Brokenshire era considerado un ministro crucial en Stormont, en donde se encuentra actualmente suspendida la asamblea delegada de Irlanda del Norte por la disputa entre el Partido Unionista Democrático y el Sinn Fein.
La asamblea no se ha reunido desde marzo pasado y Brokenshire intentaba acordar una paz entre las dos partes para evitar el regreso al dominio directo de Irlanda del Norte desde Westminster.
