Por Raimundo Urrechaga
LA HABANA, 9 nov (Xinhua) -- Las medidas del gobierno del presidente norteamericano, Donald Trump, hacia Cuba, que limitan los viajes de estadounidenses y las relaciones comerciales, acentúan el franco retroceso en los vínculos, aseguró el analista cubano, Rafael Hernández.
En entrevista con Xinhua, Hernández, experto en temas de Cuba y Estados Unidos, dijo que las regulaciones limitan las pocas relaciones comerciales que tienen ambas naciones, ya limitadas por el bloqueo económico norteamericano.
"Con estas medidas se recrudece el bloqueo que ya era una barrera significativa para que las empresas norteamericanas invirtieran en Cuba", expresó el profesor de la Universidad de La Habana.
"Las nuevas regulaciones lo que hacen es añadir complicaciones ya existentes dentro del bloqueo económico de los Estados Unidos", aseguró Hernández, también director de la revista "Temas", especializada en análisis políticos y sociales.
Las nuevas regulaciones que entran en vigor este jueves prohíben el intercambio comercial de empresas norteamericanas con 179 "holdings" y compañías cubanas asociadas a las fuerzas armadas o seguridad e inteligencia.
Los estadounidenses no podrán hospedarse en 83 hoteles del grupo turístico Gaviota, perteneciente a GAESA, conglomerado empresarial de las fuerzas armadas.
Decenas de comercios, compañías turísticas, establecimientos e inclusive la compra de algunos productos como refrescos y ron quedan vetados para los estadounidenses.
La Zona Especial de Desarrollo Mariel, proyecto estrella del gobierno cubano para atraer la inversión extranjera, también se verá afectada por estas regulaciones, pues se encuentra incluido en la lista de entidades.
"El anuncio estaba hecho desde el 16 de junio, cuando Trump hizo un acto político con la extrema derecha de Miami. Lo que ahora sabemos exactamente cuáles son esas empresas con las cuales los norteamericanos y sus firmas no pueden tener ningún tipo de relación comercial", dijo Hernández.
Según el politólogo cubano, con esta lista, que tiene un "claro fin político y económico", Washington busca delimitar sus escasas relaciones comerciales con la nación caribeña, y además "empoderar" al naciente sector privado en el país.
"Ya estamos seguros de cuáles son los límites de esa relación", opinó Hernández, quien ha escrito numerosos libros y ensayos sobre política, historia, cultura y sociedad cubanas, así como política norteamericana y relaciones interamericanas.
Las nuevas disposiciones de Washington prohíben las visitas individuales de los ciudadanos estadounidenses a la isla bajo la categoría de intercambios "pueblo a pueblo".
A su vez, imponen condiciones a los viajes educacionales, y en ambos casos tendrán que hacerse bajo supervisión estadounidense.
Los visitantes deben tener un "horario completo" de actividades con ciudadanos cubanos, como por ejemplo alojarse en una casa privada o comer en restaurantes privados.
Esto se une a una advertencia de viaje que emitió en septiembre pasado el Departamento de Estado donde instó a los norteamericanos a no visitar Cuba debido a los supuestos ataques contra su personal diplomático en la Isla.
"La advertencia relacionada con las visitas a Cuba se unen a estas regulaciones y son muy dañinas. Están dañando ya de forma considerable las visitas de grupos", dijo Hernández.
En 2016, el ex presidente norteamericano, Barack Obama, autorizó a los norteamericanos a visitar Cuba de manera individual bajo 12 categorías o licencias enmarcadas sobre todo en el intercambio académico, cultural, educativo y familiar.
"El efecto inhibitorio no es que volvamos a 2015, cuando no existían los viajes de manera individual, sino que las nuevas regulaciones, más la advertencia de viaje, juegan con el temor de los norteamericanos de viajar a un país ante lo que ellos pueden considerar una situación desconocida y peligrosa", añadió el experto cubano.
Trump mantiene la prohibición total a los norteamericanos de viajar a Cuba con fines turísticos, a pesar de que Estados Unidos es hoy el segundo mercado emisor de visitantes a Cuba.
El año pasado visitaron la isla unos 285.000 norteamericanos y este año superarán los 400.000.
Washington, en cambio, permitirá viajes a la nación caribeña para apoyar a la sociedad civil cubana y promover la independencia de los ciudadanos del Estado cubano.
Según La Habana, esta iniciativa tiene un "trasfondo político" y "subversivo", con el cual Estados Unidos busca promover un cambio de régimen desde adentro.
