BEIJING, 25 mar (Xinhua) -- En las nuevas realidades globales que parecen inclinarse hacia el proteccionismo y la antiglobalización, China y Australia ofrecen un ejemplo perfecto de cómo el libre comercio no conduce a un combate mutuo, sino que genera ricas ganancias para ambos.
El primer ministro chino, Li Keqiang, se encuentra actualmente de visita en Australia, donde busca afianzar vínculos económicos más estrechos con Australia. Se espera que su visita consolide estos logros y eleve los lazos a un nuevo nivel.
China ha sido el mayor socio comercial de Australia durante los últimos ocho años. Es un comprador leal de bienes australianos, desde mineral de hierro hasta vino tinto. China exporta ropa, equipos de telecomunicaciones y piezas a Australia.
La estructura del comercio ha puesto a China en un saldo negativo durante años.
El año pasado, el comercio entre los dos países llegó a 107.800 millones de dólares y China registró un déficit de más de 30.000 millones de dólares.
Bajo la óptica de algunos economistas y políticos que afirman que los déficit comerciales cuestan empleos y perjudican a las industrias locales, el persistente déficit comercial con Australia debería haber enervado fácilmente a los legisladores chinos y haber impulsado medidas para restringir el libre comercio.
Pero en lugar de recurrir a medidas cómodas como la construcción de muros y barreras, China ha sido un firme defensor del libre comercio, ya que sabe muy bien que los beneficios superan a los costos para los países en ambos lados del balance.
La clave para abordar el desequilibrio comercial no radica en cerrar las puertas, sino en otra cosa.
En el caso de China y Australia, la fuerte demanda del primero de productos básicos apoyó el crecimiento de las exportaciones del segundo y le ayudó a resistir los impactos de la crisis financiera mundial.
Aunque China ha tenido un déficit comercial hasta ahora, su economía se ha beneficiado de la amplia oferta de productos básicos de Australia y los consumidores chinos están adquiriendo buena parte de los bienes de consumo de Australia.
En enero de 2017 se puso en marcha una tercera ronda de recortes arancelarios en el marco del acuerdo bilateral de libre comercio, y la visita del primer ministro Li continuará impulsando la apertura bidireccional en los servicios, la innovación y la inversión.
Según una investigación llevada a cabo por el Consejo Empresarial Australia-China, en un escenario de crecimiento conservador para China, un millón de nuevos empleos australianos podrían crearse en el sector servicios para 2026, gracias a los vínculos económicos más estrechos con China.
Con Australia tratando de desarrollar su región septentrional al tiempo que China promueve su Iniciativa de la Franja y la Ruta, ambos países podrían capitalizar las experiencias y conocimientos de cada uno en la construcción de infraestructuras y en los servicios financieros.
Este compromiso más profundo muestra que el libre comercio no es un juego de suma cero, sino que puede hacer que China y Australia mejoren.
Mientras el atolladero económico global persista, será fácil para los países echar la culpa a la globalización de sus propias dificultades económicas y recurrir al proteccionismo, a pesar de que su prosperidad se construyó sobre la base de la libre circulación del comercio y de la inversión en las décadas pasadas.
La historia ha demostrado que una guerra comercial no hará que el comercio sea más justo, mientras que el proteccionismo no ofrece ninguna protección genuina.
Como ha dicho el presidente de China, Xi Jinping, cualquier intento de cortar el flujo de capital, tecnologías, productos, industrias y personas entre las economías, y canalizar las aguas del océano hacia lagos y arroyos aislados simplemente no es posible.
La cuestión no debería ser si promover la globalización o no, sino cómo hacerla más inclusiva y asegurar que sus beneficios sean compartidos.
Durante los próximos cinco años, China importará bienes por un valor de alrededor de ocho billones de dólares. Se espera que las inversiones procedentes del extranjero y en el exterior lleguen a 600.000 millones y 750.000 millones de dólares, respectivamente.
Los países deben unirse a China y Australia para mantener una mente abierta y mantener sus puertas abiertas.