RIO DE JANEIRO, 22 mar (Xinhua) -- Brasil puede perder el 10 por ciento de su mercado cárnico mundial, lo que representaría unas pérdidas de 1.500 millones de dólares anuales, debido a la red descubierta que adulteraba la carne y que ha hecho que varios países anunciaran la suspensión de las compras de carne brasileña, informaron hoy fuentes oficiales.
"Si preguntan cuál es el perjuicio que espero, a grosso modo, algunas cuentas que hacemos prevén que Brasil tendrá una oscilación (negativa) de mercado de aproximadamente el 10 por ciento, lo que supondría unos 1.500 millones de dólares anuales", explicó el ministro de Agricultura, Blairo Maggi, en una rueda de prensa.
Para Maggi, el Gobierno brasileño trabaja para "tener el menor perjuicio posible", aunque admitió que "la imagen de Brasil está arañada" y que "el golpe será enorme" en la economía nacional, aunque "todavía no se sabe cuál será su verdadera magnitud".
El ministro admitió que las ventas de carne brasileña al exterior han caído drásticamente desde el viernes, cuando la Policía Federal realizó la operación Carne Débil, y dijo que de los 60 millones de dólares diarios de venta al exterior, ayer martes apenas se vendieron 74.000 dólares, equivalentes al 0,12 por ciento del promedio de las exportaciones diarias de marzo.
Maggi remarcó que apenas 21 de las más de 4.000 plantas de producción de carnes que hay en el país presentaron déficits en los controles, lo que calificó de casos "puntuales", pero admitió la dificultad que existe para explicar el asunto en los mercados extranjeros.
Por el momento, una decena de países han adoptado sanciones temporales, que implican la suspensión parcial o total del comercio cárnico con Brasil.
Según datos oficiales, Brasil es el mayor exportador mundial de carne bovina y de pollo, el cuarto en el segmento de cerdos, y las exportaciones de esos tres sectores representaron el año pasado el 7,2 por ciento de ese comercio, con un 11.600 millones de dólares.
Según la policía, varias de las principales cárnicas del país, entre ellas las multinacionales JBS y BRF, amparadas por fiscales sanitarios corruptos, "maquillaron" con productos químicos carnes que estaban en mal estado y no cumplían con los requisitos para poder ser exportadas.
El fraude suponía desde cambiar la fecha de vencimiento del embalaje de carne ya caducada hasta inyectar agua en la carne de pollo para alterar el peso o utilizar ácido ascórbico para enmascarar el deterioro de los productos.
Por el momento, el Gobierno brasileño ha prohibido las exportaciones de 21 frigoríficos sospechosos de haber adulterado la carne.
