BEIJING; 26 oct (Xinhua) -- Con el creciente consenso en Asia-Pacífico de que las disputas marítimas deberían ser gestionadas a través de conversaciones directas entre las partes interesadas, Japón debería dejar de avivar las tensiones en la región y verdaderamente honrar su promesa de paz.
El presidente filipino, Rodrigo Duterte, se encuentra realizando una visita de tres días a Japón hoy miércoles, en la que Tokio ha puesto sus esperanzas para mantener sus "estrechos" lazos con Manila, debido a las preocupaciones de que el país del sudeste asiático pueda "separarse" de su alianza con EEUU, el principal aliado nipón en el área.
Las preocupaciones aumentaron después de que Duterte, un líder recalcitrante a ojos de Washington, realizara una visita a China en un momento en el que los lazos entre China y Filipinas habían caído hasta mínimos históricos debido al absurdo caso de arbitraje sobre el Mar Meridional de China promovido por su predecesor Brenigno Aquino III contra China.
De hecho, en el proceso de arbitraje, Japón y EEUU, ambas partes no involucradas en las disputas del Mar Meridional de China, han apoyado sin descanso al expresidente filipino.
Además, Japón está intentando convencer a otros países de que hablen sobre el tema del Mar Meridional de China.
Tokio está incluso planeando aumentar sus actividades en el Mar Meridional de China a través de patrullas de entrenamiento conjuntas con EEUU y ejercicios con armadas regionales.
Aumentando su intervención en el Mar Meridional de China, Japón espera distraer lo suficiente a Beijing para que no sea capaz de manejar las disputas con Japón en el Mar Oriental de China al mismo tiempo.
Además, Washington quiere que Tokio le ayude a implementar su estrategia de pivotar hacia Asia-Pacífico, y ser un contrapeso clave para una China ascendente. Parece que Japón se muestra bastante cooperativo en este asunto.
Ahora mismo, la resolución pacífica de las disputas en el Mar Meridional de China a través de negociaciones se ha convertido en un consenso entre China y otras partes interesadas, incluyendo Filipinas, el mayor demandante territorial.
Este es el motivo por el que Duterte y los líderes chinos han sido capaces de sentarse juntos la semana pasada para discutir como conseguir una mejora general y un progreso aún mayor de las relaciones bilaterales.
Por supuesto, Japón es libre de desarrollar sus lazos con los países de la región, incluyendo Filipinas.
Pero sería aconsejable que Japón abandonase su ambición de avivar las tensiones regionales, y dejara de enfangar las aguas del Mar Meridional de China. Al final, la paz y la estabilidad de la región beneficia a su propio interés.
