BRASILIA, 9 jun (Xinhua) -- La suspendida presidenta brasileña Dilma Rousseff dijo, en una entrevista divulgada en la noche del jueves por la TV Brasil, que el suspendido presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, fue el articulador del "golpe de Estado" en su contra.
Según Rousseff, Cunha, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), es el gestor del proceso de destitución que la suspendió del cargo por 180 días, con la asunción del presidente interino Michel Temer, aliado del líder parlamentario.
"El gobierno de Michel Temer expresa claramente lo que quiere Eduardo Cunha para Brasil, un poder hegemónico", enfatizó.
La presidenta reiteró el argumento de que Cunha autorizó la apertura del juicio político en diciembre pasado después de que el Partido de los Trabajadores (PT) rechazara apoyarlo en el Consejo de Etica, donde tramita un proceso por corrupción que puede resultar en la pérdida de su cargo parlamentario.
La entrevista fue divulgada en la TV Brasil luego de que la Corte Suprema determinara que debía continuar al frente de la Empresa Brasileña de Comunicación (EBC) el periodista Ricardo Mello, nombrado por Rousseff pero que había sido desplazado por Temer.
En el diálogo con el periodista Luis Nassif, Rousseff dijo que el gobierno interino desplazó, a instancias del ex presidente de la Cámara, el centro político hacia la derecha.
Cunha fue suspendido de sus funciones por el Supremo Tribunal Federal (STF) el 5 de mayo, pero sus principales aliados en la Cámara mantienen cargos estratégicos, por lo mantiene una fuerte influencia sobre el gobierno interino.
Rousseff insistió en que el juicio político en su contra es ilegítimo, por no haber pruebas que demuestren ningún delito de responsabilidad, por lo que espera ser absuelta por los senadores y retomar el cargo.
"Tengo que volver a la presidencia porque no cometí ningún crimen, no se trata solo mi mandato sino las consecuencias que tiene sobre la democracia, esto afecta a todos los poderes", reiteró.
Según la mandataria suspendida, con el proceso de impeachment fue roto un pacto político vigente desde la Constitución de 1988, que sólo podrá ser restaurado con la derrota de sus promotores.
"Sólo es posible establecer un pacto con nuestra victoria en el Senado. Es imposible un pacto con el gobierno Temer", enfatizó.
Como la admisibilidad del juicio político fue aprobada en el Senado con 55 votos a favor y son necesarios 54 para la destitución defnitiva, si apenas dos senadores cambian de posición en la votación final de agosto, Rousseff retomaría sus funciones y el proceso sería archivado.
Desde la semana pasada, varios senadores que apoyaron la admisibilidad del impeachment expresaron sus dudas sobre la votación final.
Rousseff, sobre quien no pesan acusaciones de corrupción, es juzgada por haber firmado decretos presupuestarios sin previsión de recursos en caja y por atrasos en los pagos a los bancos públicos, el llamado "pedaleo fiscal".