BEIJING, 30 nov (Xinhua) -- Mientras que líderes y diplomáticos se congregan en París para discutir la salvación de la Tierra, China anunció que completó el terreno para su planta de torre de energía solar más grande.
Una vez que esté en operación plena, la planta en el valle Qinghai-Tíbet, ofrecerá electricidad a un millón de hogares, reducirá el uso anual del carbón en 4,26 millones de toneladas y reducirá las emisiones de dióxido de carbono y dióxido de sulfuro en 896.000 y 8.080 toneladas, respectivamente.
Este no es sólo un ejemplo aislado, China es la líder mundial en inversión en energía limpia. Los números hablan por si mismos: En 2014, el gobierno gastó 89.000 millones de dólares en energía verde, lo que representa 29 por ciento de la inversión global en el sector y, en el mismo año, las emisiones de carbono por unidad del PIB fueron 33,8 por ciento menos que el nivel de 2005.
A pesar de las medidas de China, sin embargo, se necesitará del compromiso y la acción de más de un país para hacer realmente la diferencia.
En la Conferencia de las Partes de París (COP21), que se inauguró hoy, muchos ojos estaban puestos en China. Por supuesto que la retórica usual de "la segunda mayor economía del mundo y mayor emisora de emisiones" continuó siendo expresada en un intento de amplificar sus responsabilidades con el cambio climático. No obstante, es el momento preciso para que las naciones comiencen a reconocer que China jamás ha dudado en su búsqueda de alcanzar sus metas.
¿No es decir lo que menos se reporta? China, el país en desarrollo más grande y la nación más poblada del mundo, tiene que sacar a 70,17 millones de personas de la pobreza en los próximos cinco años. Y, tal como otros países en desarrollo, está luchando por ofrecer a su pueblo acceso universal a educación de calidad, vivienda y atención médica, lo que las naciones desarrolladas han disfrutado por décadas.
Mientras persigue una política social para mejorar la vida de sus ciudadanos, China sigue comprometida con sus medidas ambientales. En los últimos 20 años contribuyó con más de la mitad del ahorro de energía total global y promete más.
Prometió reducir sus emisiones de carbón por unidad de producto interno bruto (PIB) entre 60 y 65 por ciento frente a los niveles de 2005 para el año 2030, como lo definen sus Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (CPDNN), entregadas antes de las conversaciones de París.
China prometió incrementar las fuentes de combustible no fósiles en el consumo primario de energía a alrededor de 20 por ciento y alcanzar el punto máximo de sus emisiones de carbono para la misma fecha.
Con sinceridad total, China desea que la Conferencia de París sea un éxito y apoyará cualquier acuerdo vinculatorio "integral y balanceado".
En septiembre, a pesar de la crisis económica doméstica, el presidente Xi Jinping anunció un fondo de 20.000 millones de yuanes (3.100 millones d dólares) que ayudará a otros países en desarrollo a enfrentar el cambio climático.
Los países desarrollados han sido generosos con sus promesas verbales, aunque su compromiso deja mucho que desear.
Los mayores emisores deben hacer más para cumplir con su parte del pacto "común, pero diferenciado".
"Tal como en una carrera de autos: no sería ni razonable ni justo aplicar los mismos requisitos de velocidad a los autos que llevan mucha delantera que a los autos que acaban de salir del punto de partida. Los países desarrollados deben hacer más y dirigir el camino para abordar el cambio climático", dijo Xi en una entrevista escrita en octubre.
Muchas naciones desarrolladas están tratando de cumplir sus promesas y es probable que todas serán firmadas en un acuerdo climático vinculatorio legalmente final y poderoso.