COMENTARIO: La persistencia de la "trampa del ingreso medio" en América Latina

Spanish.xinhuanet.com   2015-11-30 10:09:44

Por Omar Mendoza

SANTIAGO, 29 nov (Xinhua) -- La región de América Latina y el Caribe se ha visto particularmente afectada por la llamada "trampa del ingreso medio", un concepto económico que explicaría por qué algunas naciones se quedan atrapadas entre la pobreza y la prosperidad.

Desde el siglo pasado la región ha vivido épocas de bonanza, como la registrada en los últimos años, seguidas por turbulencias que contagian a la sociedad y al sistema político, quedándose en un punto intermedio sin llegar al desarrollo.

Sus países muestran más dificultades para pasar el umbral hacia economías avanzadas y caen en la "trampa" por su incapacidad para sostener un alto crecimiento durante varias décadas, debiendo ahora hacer frente a la desaceleración de la economía mundial.

Hay consenso en que los países de ingreso medio son los que tienen una renta per cápita de entre 9.000 y 22.000 dólares, y los que caen en la "trampa" son aquellos que se estancan en ese intervalo y son incapaces de lograr la convergencia con las naciones desarrolladas.

La "trampa del ingreso medio" es un fenómeno persistente en esta región, que solo han superado Trinidad y Tobago y, recientemente, Chile y Uruguay, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas.

Aunque registraron niveles de renta relativamente elevados a mediados del siglo XX, los países latinoamericanos no han tenido avances considerables en el proceso de convergencia de renta con las economías avanzadas.

Según el Banco Mundial, en las últimas seis décadas el grueso de países que han transitado del grupo de renta media al de renta alta lo forman países europeos y asiáticos, que han desarrollado la educación, la innovación, la tecnológica y la justicia social.

Otros estudios indican que países como Brasil, Colombia, Perú o Venezuela permanecen en la trampa del ingreso medio desde hace más de 60 años.

En general, la tendencia ascendente en el PIB per cápita se interrumpe a finales de los años 70, cuando varias naciones inician una senda más errática de su desarrollo económico, caracterizada por el estancamiento o el descenso.

Esta situación se agudizó con la crisis de la deuda de los 80, y solo comenzó a cambiar a partir del ciclo de expansión de la década pasada.

Al respecto, se destacan los casos de Argentina que se transformó en un país de ingresos medios altos en 1970, y luego estuvo 40 años estancado en esa categoría, hasta que en 2010 pasó a la de ingresos altos.

Esta evolución contrasta a América Latina con la de otras regiones como Asia o Europa, donde varios países no solo han evitado "la trampa del ingreso medio", sino que han mantenido un alto crecimiento durante décadas, como es el caso de China.

A partir de 1978, las políticas de reforma y apertura al exterior transformaron al gigante asiático en un país de ingreso medio, estableciendo una sociedad caracterizada por la solidaridad de sus políticas sociales que han sacado de la pobreza a 660 millones de personas.

La manifestación más evidente de la "trampa" es la desaceleración prolongada en la tasa de crecimiento, al llegar a niveles medios de renta per cápita, existiendo métodos de identificación y diferentes rangos de renta para definir si un país se encuentra bajo esa condición.

Una de las fallas históricas de América Latina es su incapacidad para lograr una trayectoria de alto crecimiento y caer en la "trampa de ingreso medio" que frena su desarrollo, al no tener en cuenta la experiencia de otras naciones. Por ello, aun es la región más desigual del mundo.

Para evitar que una nación caiga en esa "trampa" debe examinar los casos de países afines que fueron exitosos en salir de esa condición en los últimos 20 años, y también aprender de aquellos que aun pertenecen a esa categoría en regiones como el este de Asia y el este de Europa.

Las naciones que son capaces de garantizar una excelente preparación de su capital humano, con calidad y basada en las últimas tecnologías, tienen mayores posibilidades de evadir la "trampa del ingreso medio".

Si bien hay notables diferencias en la situación de los países de Latinoamérica, el escenario actual reclama impulsar la productividad y el crecimiento potencial, consolidando los avances en la lucha contra la pobreza y la desigualdad de la última década.

También es preciso elevar los niveles educativos de la población y las competencias de su fuerza laboral presente y futura, así como aplicar políticas de innovación, las cuales son esenciales para impulsar el crecimiento incluyente en todas las naciones.

Igualmente, se debe reducir los niveles de informalidad de la fuerza de trabajo, lo cual afecta también a la nueva clase media. Recordemos que las empresas latinoamericanas reconocen dificultades para encontrar empleados con preparación para desarrollar sus actividades.

Otro elemento indispensable a tener en cuenta por los gobiernos es la mejora del vínculo entre el sistema educativo y el productivo, reforzando los programas de formación técnica, entre otras medidas.

La educación, además de ser un elemento esencial para formar a los ciudadanos del futuro y para construir sociedades más incluyentes con igualdad de oportunidades, es un motor del crecimiento económico.

Además, los gobiernos deben enfrentar el desafío que representa la situación de los ciudadanos de origen socioeconómico más modestos, como las mujeres y la población rural.

Todos esos esfuerzos deben ir acompañados por una apuesta decidida por la innovación y la creación de nuevos empleos, junto a políticas sociales contra la desigualdad.

La experiencia internacional indica que la aplicación de un programa equilibrado de medidas económicas, políticas y sociales garantizará la justicia social y mejorará la gobernabilidad contribuyendo a evitar "la trampa del ingreso medio".

  
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COMENTARIO: La persistencia de la "trampa del ingreso medio" en América Latina

Spanish.xinhuanet.com 2015-11-30 10:09:44

Por Omar Mendoza

SANTIAGO, 29 nov (Xinhua) -- La región de América Latina y el Caribe se ha visto particularmente afectada por la llamada "trampa del ingreso medio", un concepto económico que explicaría por qué algunas naciones se quedan atrapadas entre la pobreza y la prosperidad.

Desde el siglo pasado la región ha vivido épocas de bonanza, como la registrada en los últimos años, seguidas por turbulencias que contagian a la sociedad y al sistema político, quedándose en un punto intermedio sin llegar al desarrollo.

Sus países muestran más dificultades para pasar el umbral hacia economías avanzadas y caen en la "trampa" por su incapacidad para sostener un alto crecimiento durante varias décadas, debiendo ahora hacer frente a la desaceleración de la economía mundial.

Hay consenso en que los países de ingreso medio son los que tienen una renta per cápita de entre 9.000 y 22.000 dólares, y los que caen en la "trampa" son aquellos que se estancan en ese intervalo y son incapaces de lograr la convergencia con las naciones desarrolladas.

La "trampa del ingreso medio" es un fenómeno persistente en esta región, que solo han superado Trinidad y Tobago y, recientemente, Chile y Uruguay, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas.

Aunque registraron niveles de renta relativamente elevados a mediados del siglo XX, los países latinoamericanos no han tenido avances considerables en el proceso de convergencia de renta con las economías avanzadas.

Según el Banco Mundial, en las últimas seis décadas el grueso de países que han transitado del grupo de renta media al de renta alta lo forman países europeos y asiáticos, que han desarrollado la educación, la innovación, la tecnológica y la justicia social.

Otros estudios indican que países como Brasil, Colombia, Perú o Venezuela permanecen en la trampa del ingreso medio desde hace más de 60 años.

En general, la tendencia ascendente en el PIB per cápita se interrumpe a finales de los años 70, cuando varias naciones inician una senda más errática de su desarrollo económico, caracterizada por el estancamiento o el descenso.

Esta situación se agudizó con la crisis de la deuda de los 80, y solo comenzó a cambiar a partir del ciclo de expansión de la década pasada.

Al respecto, se destacan los casos de Argentina que se transformó en un país de ingresos medios altos en 1970, y luego estuvo 40 años estancado en esa categoría, hasta que en 2010 pasó a la de ingresos altos.

Esta evolución contrasta a América Latina con la de otras regiones como Asia o Europa, donde varios países no solo han evitado "la trampa del ingreso medio", sino que han mantenido un alto crecimiento durante décadas, como es el caso de China.

A partir de 1978, las políticas de reforma y apertura al exterior transformaron al gigante asiático en un país de ingreso medio, estableciendo una sociedad caracterizada por la solidaridad de sus políticas sociales que han sacado de la pobreza a 660 millones de personas.

La manifestación más evidente de la "trampa" es la desaceleración prolongada en la tasa de crecimiento, al llegar a niveles medios de renta per cápita, existiendo métodos de identificación y diferentes rangos de renta para definir si un país se encuentra bajo esa condición.

Una de las fallas históricas de América Latina es su incapacidad para lograr una trayectoria de alto crecimiento y caer en la "trampa de ingreso medio" que frena su desarrollo, al no tener en cuenta la experiencia de otras naciones. Por ello, aun es la región más desigual del mundo.

Para evitar que una nación caiga en esa "trampa" debe examinar los casos de países afines que fueron exitosos en salir de esa condición en los últimos 20 años, y también aprender de aquellos que aun pertenecen a esa categoría en regiones como el este de Asia y el este de Europa.

Las naciones que son capaces de garantizar una excelente preparación de su capital humano, con calidad y basada en las últimas tecnologías, tienen mayores posibilidades de evadir la "trampa del ingreso medio".

Si bien hay notables diferencias en la situación de los países de Latinoamérica, el escenario actual reclama impulsar la productividad y el crecimiento potencial, consolidando los avances en la lucha contra la pobreza y la desigualdad de la última década.

También es preciso elevar los niveles educativos de la población y las competencias de su fuerza laboral presente y futura, así como aplicar políticas de innovación, las cuales son esenciales para impulsar el crecimiento incluyente en todas las naciones.

Igualmente, se debe reducir los niveles de informalidad de la fuerza de trabajo, lo cual afecta también a la nueva clase media. Recordemos que las empresas latinoamericanas reconocen dificultades para encontrar empleados con preparación para desarrollar sus actividades.

Otro elemento indispensable a tener en cuenta por los gobiernos es la mejora del vínculo entre el sistema educativo y el productivo, reforzando los programas de formación técnica, entre otras medidas.

La educación, además de ser un elemento esencial para formar a los ciudadanos del futuro y para construir sociedades más incluyentes con igualdad de oportunidades, es un motor del crecimiento económico.

Además, los gobiernos deben enfrentar el desafío que representa la situación de los ciudadanos de origen socioeconómico más modestos, como las mujeres y la población rural.

Todos esos esfuerzos deben ir acompañados por una apuesta decidida por la innovación y la creación de nuevos empleos, junto a políticas sociales contra la desigualdad.

La experiencia internacional indica que la aplicación de un programa equilibrado de medidas económicas, políticas y sociales garantizará la justicia social y mejorará la gobernabilidad contribuyendo a evitar "la trampa del ingreso medio".

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