Otterman dijo que Xi habló de su vida personal y sus antecedentes, de su origen humilde y de su deseo de elevar el nivel de vida de todos los habitantes de China.
Douglas Paal, vicepresidente de Estudios de Carnegie Endowment for International Peace, indicó que el discurso de Xi en Seattle abordó directamente muchas de las dudas de funcionarios y observadores estadounidenses.
Robert Daly, director del Instituto Kissinger sobre China y Estados Unidos del Centro Woodrow Wilson, dijo que Xi es un excelente orador público, relajado y seguro.
Daly dijo que Xi no recurrió al sentido del humor, pero logró humanizarse un poco a los ojos de los estadounidenses al hablar sobre su lista de lecturas de estudios estadounidenses.
Daly indicó que Xi se mostró serio en todo momento, pero que también desplegó un gran encanto.